jueves, 7 de abril de 2011

¡Qué difícil estar bien en el trabajo!

Estoy haciendo una sustitución en un colegio, como maestra de Religión, por supuesto. Es un colegio pequeño, de una línea, donde el "plantel" de maestros es reducido.
Cuando llegué me di cuenta de que algunos me miraban bien, otros indiferentemente y otros mal, secilla y llanamente mal.
Reconozco que Dios me ha dado el don de saber relacionarme con las personas, con lo que a los que les caía bien seguí cayéndoles bien, a los indiferentes empecé a caerles bien y a los que no les caía nada bien, bueno, algunos siguen sin tenerme ningún afecto.
También he de decir que algunos de los que se sintieron acogedores al principio conmigo, pienso que al ver en el "círculo" en que me suelo mover con más agrado, dejaron de ser de los "míos".
¡En fin, una cosa muy complicada esto de los compañeros de trabajo!
En este momento hay unos líos "solapados" que, por otra parte no pasan desapercibidos y cada uno se defiende como puede, alguno haciendo caso de eso de que "la mejor defensa es el ataque".
Hoy, mirad cómo está "el patio", uno/a (no me gusta eso de separar a las personas y siempre uso el artículo neutro, que me enseñaron a usar a la perfección desde pequeña; ésta vez lo haré, más que nada porque no quiero que se sepa quien ha sido), que cuando llego a tiempo (SIEMPRE) me hace esperar un buen rato porque antes de dejarme a mis alumnos, los tiene a todos tumbados a todos en el suelo, con un almohadón cada uno, mientras esa persona les va diciendo "que si su cuerpo pesa mucho, que si se les cierran los ojos, que si ¡POR OBRA DE BIRLIBIRLOQUE! (eso lo pienso yo para mis adentros, muerta de risa, pero con un respetuoso silencio) el cuerpo ya no les pesa nada y se van elevando por el cielo, como si de pajarillos del bosque se tratara ("otra" de mi cosecha).
Y cuando ese maestro/a lo cree conveniente, les despierta con prisas, porque se va haciendo "algo" tarde y yo estoy esperando.
Bueno, aunque parezca una comedieta o bodevil, esto es real como la vida misma. Pues hoy, queridos amigos, me he relajado un poco y cuando me acercaba al recinto de infantil oía como esa persona se quejaba de mi tardanza a los niños, que ya había coclocado en el lugar donde damos Religión.
Con una cara de poquísimos amigos, me ha dicho que he de llegar a las tres en punto. Yo, muy respetuosa, le he contestado que como siempre que voy a su clase los tiene en relajación, hoy, que quería hacer algo, me había demorado un poco.
Además, le he dicho: Estaba tranquila, ya que cuando llego he de esperarlos un "poquito" (no he hecho ningún "tonito", como me achaca, con razón, mi marido).
Y tan pancha me ha soltado que hace tiempo que ya no hacen relajación. Ahí me he callado, porque no era momento (ni por mi lo será nunca) de recordarle que la semana pasada, sin ir más lejos, lo hizo.
Y este/a, era uno de esos a los que le cai de maravilla al principio.
¡Qué vamos a hacer! Creo que podré "sobrevivir" todo el tiempo que me quede de sustitución. Seguramente no perderé sueño por su comentario ni me saldrán ojeras por el soponcio de "arrepentimiento" que podría tener, de haberme importado algo la situación en la que me he encontrado.
Amigos, hay cosas que me hacen sufrir, y esto de hoy, no es una de ellas. Como decía san Rafael Arnáiz Barón (el hermano Rafael), ¡Sólo Dios, sólo Dios!

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