martes, 20 de diciembre de 2011

....Y SE HA ABIERTO EL CIELO PARA ÉL

¡Qué cosas tiene la vida!
No hace casi nada que he escrito sobre mi tío, sobre el cambio de mi corazón hacia él, ..., y me acaba de llamar mi hermana, para decirme que mi tío ha muerto hacia las dos del medio día.
Me alegro por él, en primer lugar porque su sufrimiento era muy grande, y Dios ha querido dejarlo descansar;

Mi hermana, mientras estaba escribiendo, me ha llamado otra vez, para decirme que mi padre le había dicho que si podíamos ir al hospital, pues estaban los sobrinos de la otra familia.
Mi respuesta ha sido rápida: No me importa que estén todos y si pueden pensar que no respondemos a la situación (no sé qué opinión tienen de nosotros), el motivo por el que pensaba que debíamos ir era por nuestro padre, y mi motivo personal, para despedirme de mi tío.
Un muerto siempre será un muerto, y se le mirará como tal, siempre y cuando no se tenga ninguna relación afectiva con él. Hoy he besado a mi querido tío, al que he podido amar en Cristo, como don de Dios que, generosamente me ha regalado.

Estaba diciendo que me alegraba de que todo hubiera acabado para mi tío, aquí en la tierra, porque ha cesado su sufrimiento. También me alegro por la bondad de Dios que ha permitido que se vaya y a mi no me quede ningún resquemor hacia él. Me alegro porque mi tía estaba pasando una dura agonía. Ayer nos decía a mi hermana y a mi, que no se veía viviendo sin él. ¿Habrá entendido cuando le he dicho que ahora está más cerca de él que antes? ¿Cuánto el costará aceptar ese modo de vivir, hasta que a ella le llame también Dios?
Sólo puedo rezar por ella, y, en la medida de lo posible, siempre y cuando ella no se cierre a nuestra familia (pues de ella tampoco sentimos nunca un poquito de amor), visitarle y hablarle del Amor que Dios le tiene.
En fin, eso no depende de mi, ella ha de dejarme entrar en su corazón. El mío ya está empeñado en ella, ya ha aprendido a amarla en Cristo, que la amó tanto que murió por ella en la Cruz.


Tío, ya descansas en Paz. Intercede por mi al Padre.

El secreto, el amor a Cristo

La última entrada al blogg me quedó un poco descorazonadora. Ante mi tío sufriente, sólo compasión, nada de afecto.
Vivir cerca de Cristo me pone en mi sitio y pone en su sitio a las demás personas, especialmente a las que está más cerca de mi.
Ayer, fue Él quien me abrió los ojos, no sólo los de la cara, sino también los del corazón, que pienso son los más importantes.
¿Cómo era posible que teniendo la oportunidad de ir al encuentro del Cristo sufriente, me quedaba en lo exterior, sin más?
Fui a visitarlo, pero de otra manera muy distinta. Cristo quería que fuera con Amor. Me preparó un corazón tierno y dulce.
Al entrar en la habitación, ¡qué mal lo vi! Pero, allí estaba el Cristo completo, dejando escapar la vida sin poner resistencia, siendo el cordero sufriente, al que sólo se le ama. Nada más cabía en mi corazón.
Sí, en Cristo, por Él y con Él, el Amor, que Él mismo me da, salía sin reserva alguna hacia mi pobre tío, que está teniendo un tránsito duro, muy duro.
Ella, mi tía, de la que creo no he dicho nada, llorando a su lado. ¡Tantos años juntos!, decía. Nunca se está preparado para la última despedida, antes de encontrarse en el Cielo, con las personas a las que amamos.
Que Dios les sostenga, a cada uno en la situación concreta que está viviendo y, que de mi sólo reciban el Amor verdadero que viene de Dios, y no se puede guardar para uno mismo.

sábado, 17 de diciembre de 2011

El roce hace el cariño

Tengo en el hospital dos personas conocidas. Una es mi tío, el hermano mayor de mi padre, y la otra es Mari Cruz, hermana de la comunidad.
Hablaré primero de mi tío. No tiene hijos, por lo que mi hermana y yo somos la familia, después de mi padre, claro está, más cercana que tiene. El otro hermano, el mediano y mis primas hace años que dejaron de ser familia para él. ¡Como siempre, por el dinero!
Así que, cuando llegaba la Navidad, mi tío nos recordaba que nos daba las estrenas nuestras y las que les hubiera dado a mis primas.
A mí eso me hacía daño, pues era como si nos restregara por la cara su dinero. ¡Siempre ha sido así!
Recuerdo que hace años le dijo a mi padre que fuéramos a su casa, pues tenía que darnos algo. ¡Medio millón de pesetas! (fijaos si hace tiempo!)
En fin, fuera de esa excepción, no ha habido más detalles, ni siquiera una llamada para felicitarnos por nuestro cumpleaños, y eso que mi hermana es su ahijada de Bautismo.
El día de Navidad, cuando íbamos a su casa a felicitarles la Navidad a él y mi tía, era un día negro para nosotras. ¡Parecía que íbamos a mendigar! Y él, con la frasecita de siempre: Os doy lo vuestro y lo de vuestras primas.
Cuando me case, como yo digo cuando me da dinero, me soltó la "morterá" y si te he visto no me acuerdo. También cuando mis hijos se han casado se ha rascado el bolsillo.
Pero afecto, lo que se dice sentir que te quiere, jamás.
Pues desde el lunes pasado está ingresado en el hospital General, por un derrame cerebral.
La primera vez que fui con mi hermana a verlo, vi una piltrafa; él que siempre había sido un "señorito" rico, y se sentía muy bien consigo mismo.
Ayer le di la merienda por sonda nasogástrica, y, sin quererlo, le vi sus partes íntimas.
Y, cada vez que vuelvo a casa, se lo digo a mi marido: no me sale afecto, sólo compasión. Supongo que con eso, basta, pues gracias a Dios no me sale odio y cierto regustillo por verlo hecho un niño pequeño, que ni habla y puede comer solo, ni hacer sus necesidades.
Compasión, espero que eso baste.

Sin mebargo, Mari Cruz, mi hermana de la comunidad. Diría tantas cosas que estaría escribiendo horas. Bastará decir que somos hermanas , que nos amamos en Cristo y que, con esa llamada para ella y su familia, con el ataque al corazón, de parte de Dios me habla, penetra el dolor en lo más profundo del corazón, y no dejo de rezar por ella ni un solo día.


¡Qué distinto es el Amor cuando Dios lo regala suavemente!

miércoles, 23 de noviembre de 2011

La Confirmación

La festividad, este pasado domingo, de Cristo Rey ha tenido un sentido muy especial para mí. Nuestra hija pequeña, Isabel, ha recibido el sacramento de la Confirmación.
Han sido más de dos años de preparación, junto a quince muchachos más, a los que he estado acompañando en la catequesis preparatoria. ¡Un milagro!
Sí, un milagro porque los adolescentes están muy adolescentes. Creen que están de vuelta de todo, se sienten seguros de si mismos, se "desmarcan de sus padres" porque no se sienten comprendidos, opinan de cosas sin saber, viven como si la vida fuera suya y supieran lo que les conviene, ...
Y, a la vez, se comportan como niños de parvulario, hablando mientras se da la catequesis, haciendo gracias para que todos se rían (ésto, lo se bien, por conseguir el afecto de sus compañeros de catequesis), cuestionando lo que les digo de parte de la Iglesia, defendiendo lo contrario a la Verdad, queriendo que la catequesis se convierta en un debate, ...
Si se que Dios es aquí donde quiere que esté es porque en más de una ocasión me he levantado y les he dicho que ya no podía más y que les buscaría otro catequista de la parroquia para que siguiera con ellos, ..., pero, al final, no lo he hecho.
Ha sido un tiempo duro, en el que cuando todo estaba a favor de que los tratara con desprecio, el Espíritu Santo, por amor a ellos, conseguía que de mí saliera comprensión y ganas de seguir luchando por ellos.
Sí, "luchando", lo he dicho bien. Porque el demonio sabe que con ellos lo tiene muy fácil, pues todo lo que el mundo les ofrece lo "tragan" por todos lo poros de su cuerpo, porque han aflorado sensaciones nuevas, sentimiento, deseos irrefrenables, ...., con los que les muestra una felicidad fácil y rápida.
Y frente al demonio, en un local parroquial, una hora a la semana, Dios me ha puesto a mí como mediadora entre ellos y Su Hijo Jesucristo, para que se lo presente, les ayude a conocerlo y así puedan empezar a amarlo. Si ésto se hace realidad, nada habré tenido que ver, pues muchas veces me siento más impedimento que otra cosa; pero el triunfo será de Jesucristo, que está empeñado en ellos.
Ahora, estoy esperando al próximo viernes. A lo largo de estos primeros meses del año les he ido diciendo que la catequesis es de todo el curso, no hasta que se confirmen. A los papás los tengo de mi parte, porque se han dado cuenta, la mayoría de ellos, que sus hijos se están alejando, no sólo de elllos sino también de Dios.
En cuanto a los chicos, con todas las riñas, con los cabreos, con las "ironías", ..., que he ido soltando desde que empezamos, hace más de dos años, me aceptan, les gusta que los trate como a personas, no como a niños, que les plantee problemas de la vida, por los que algunos ya han pasado o están pasando, que no me pliegue a sus gustos sino a lo que se debe de hacer, ...
Dios me ha dado un don precioso, don que, por otra parte no merezco, pero que agradezco en lo que vale. Me concede conectar con ellos, con los niños y jóvenes; me da recursos, cuando ya no sé qué más hacer; me ayuda a hacerme respetar y a hacerme obedecer; me anima cuando me rindo, pues soy incapaz de dar más.
Se que para ésto, Dios me concede tener cercanas todas las experiencias vividas, desde que recuerdo; los sufrimientos infantiles, que tantas veces los mayores consideramos nimios pero que cuando los hemos pasado eran verdaderos muros infranqueables; las mentiras hechas, por no perder el afecto de los padres; las trastadas, las que nos pillaron y las que conseguimos ocultar; las desobediencias, especialmente las que nos hacían sentirnos mayores, me explico: por ejemplo, ese inicio en el tabaco porque a nuestros padres no les parecía bien, pero a nosotros nos resultaba la reivindicación de una "realidad": ¡ya éramos suficientemente mayores para fumar!; El encuentro con la propia sexualidad, llevada muy a escondidas, porque nos hacía sentirnos sucios; la posterior permanencia en vicios de los que creíamos que jamás podríamos escapar; el noviazgo, tantas veces usado no para conocer al novio, sino para aprovecharse de él; el matrimonio, el buscarse a uno mismo, la maternidad, la liberación cuando los hijos no te necesitan, ...
Todo, lo recuerdo todo, como si fuera hoy. Y eso me ayuda para relacionarme, especialmente con niños y jóvenes. Así, cuando algo les viene en contra, les hace daño, son esclavos de ello, ..., pensando en mi, ¿qué encuentro? Misericordia por parte de Dios. Y, ¿qué debo aconsejar? El sacramento de la Confesión es lo primero; luego, cuando son cosas serias, el descanso en la familia, en los padres.
¿Qué me hagan caso? No sigo los rastros de los chicos. Sólo Dios lo sabe. Pero yo me quedo bien por dentro.
¿Mi deseo? Que cuando llegue a la parroquia el viernes próximo me estén esperando todos, con nueva ilusión por esta nueva etapa de catequesis. ¿Qué haremos? Sólo y únicamente lo que el Espíritu vaya inspirando. De momento, haremos una catequesis "callejera". ¿Qué piensa la gente de Dios? Tendrán que ir tomando notas, para después ponerlo en común. Creo que será bueno que descubran la realidad, que Dios es un gran desconocido, que incluso podrán encontrarse con quien hable mal de Él.
Y ellos, ¿qué dirán de Él? El Espíritu Santo se manifiestará con Su total poder, y, si ellos, escuchan, creo que todo irá bien.
Rezad por mis chicos, los chicos de Dios, los amigos de Cristo. Rezad, sobre todo, por mí, para que no diga nada que Dios no quiera, que me deje llevar por Él.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Un sueño bonito

Anoche tuve un sueño muy bonito. Mi amigo del alma, José, y yo estábamos en un lugar precioso, lleno de luz, todo era tranquilo, y, a la vez, había una alegría en el ambiente, que me recorría las venas y me hacía sentirme muy feliz.
También mi amigo estaba muy alegre y feliz; tenía el aspecto de un ángel. Su cuerpo parecía desprender la luz que se veía, y si me miraba yo, me sorprendía, pues también yo desprendía luz.
De pronto, mientras miraba a todas partes, sentía algo "extraño"; al mirar a José, la sorpresa: se levantaba de su silla de ruedas y empezaba a correr, a saltar, y a hablar, sin problema alguno.
Yo, lloraba y reía a la vez. ¡Era imposible!
Y era en ese momento cuando me daba cuenta de que estábamos en el Cielo. Sus padres, que también estaban ahí, estaban sonrientes, felices, en paz.
Y, ..., me desperté.
Hace mucho tiempo que no tengo un sueño tan precioso, la verdad es que me he levantado contenta, y no especialmente porque también yo estaba en el Cielo, sino porque José era como lo recordaba, cuando de niño sacaba de mi corazón lo mejor. Su presencia era una bendición. Nunca fue totalmente como los demás niños, era especial.
Más "débil", más necesitado, ..., no se explicarme bien.
Un fin de semana que sus padres se fueron de convivencia, nos lo dejaron en casa. Fue una bendición para mi, aunque creo que él no lo pasó demasiado bien, pues preguntaba por su mamá, con lágrimas en los ojos.
Alguna vez, algún niño que nos habían dejado, por el mismo motivo, también había llorado en algún momto. Pero, José, era muy distinto de todos. Hacía que mi corazón se comprimiera de dolor, pues me veía incapaz de suplir a su mamá. Era como un pajarito que pía desde su nido, mientras espera que su mamá regrese de buscar comida.
José siempre ha sido un niño tierno que ha sacado de mi corazón ternura. Y, la verdad, pienso que Dios me ha regalado ese sueño con él, pues llevo un tiempo malo, ...
Necesito su humildad, para ver, más que nada, y en todo momento, que Dios, igual que ha estado siempre con él, está también conmigo. Que nada pasa por casualidad, que todo actúa para mi bien, que no debo ceder a las tentaciones del demonio; pero cuando cedo, cuando peco, no he de dejar que corra el tiempo, pues la bola se hace cada vez más grande.
Como anécdota, el lunes pasado, después de una semana llena de dudas, de preguntas, de malos pensamientos, ..., fui corriendo a la parroquia, antes que empezase la misa de siete y media.
Pillé al parroco en la sacristía, muy atareado, con alguien (que ni recuerdo quién era), y le hice una pregunta-respuesta: ¿Estás muy atareado? Es que necesito confesarme (él me confirmó que estaba ocupado). ¡Es cosa de vida o muerte!
Ante esa urgencia y la cara de angustia que debía hacer, dejó lo que estaba intentando hacer y fuimos aprisa al descansillo que hay para subir al despacho de arriba. Dije mis pecados sin titubeos, sabía perfectamente lo que había estado haciendo, más que nada por no entretenerle demasiado. El me dijo unas palabras de ánimo, me dijo la penitencia que debía cumplir y me dió la absolución.
Sólo que a medias de dármela, le sonó el móvil. Yo le miré sorprendida, él, también sorprendido, siguió con la absolución, manteniendo una mano sobre mi cabeza y la otra intentando coger el móvil .
En fin, quizá contado no es tan gracioso, pero nosotros acabamos riendo ante lo chocante del caso. Para mi fue la confesión más urgente y rápida que había tenido y, además, con música.
Hoy, el evangelio del domingo es el de los cinco, dos y un talentos. El párroco nos ha hecho pensar en tantas cosas que Dios nos da, y no para que nos las quedamos.
Yo, a veces, con esa "querencia" a echarme en la cama y no hacer nada, entretenerme con cualquier cosa, veo el milagro que Dios hace en mi cada vez que puedo ponerme al servicio de la Iglesia. A pesar de todo, creo que, por el momento soy la que tiene un talento guardado.
Pero, volviendo a mi sueño, yo no sé qué pasará conmigo, pero que José vivirá para siempre en el Cielo, es una de las cosas que creo con certeza. ¡Qué Dios le bendiga!

martes, 25 de octubre de 2011

Como oro probado al crisol

Maldigo al demonio, lo detesto, lo odio, ..., por todo el mal que me hace, especialmente en este tiempo.
La batalla no se gana en un instante (bueno, sólo si Dios así lo quisiera, sucedería, nada ni nadie conseguiría arrebatarle el poder sobre todo), porque la fe ha de ser probada. Mi fe es necesario que sea probada como oro al crisol, porque esa es una de las maneras en que Dios me ama.
Me ama como a un hijo, no me quiere esclava sino libre.
El fin de semana pasado ha sido una maravilla, en la que Dios me ha mostrado Su poder, en la que el demonio ha sido aplastado por Su Palabra, en la que Cristo ha vencido la muerte que había en mi y me ha dado la alegría.
Pero, como tantas veces se nos ha dicho, cuando salgas de aquí, el demonio está esperándote; quiere arrebatarte esa alegría, intentará negarte todas las cosas santas de las que has disfrutado, gracias al Espíritu Santo, que ha ido subrayando en tu corazón que sólo Cristo es la Verdad.
¡Qué verdad más grande!
Ayer tenía una charla de formación (es una reunión de maestros de Religión que cada mes, aproximadamente, se reune con un teólogo, en la que, este año, se nos hablará del Espíritu Santo)
Cuando iba andando, sentía por dentro como un "recelo", una intuición, que me decía que lo iba a pasar algo mal. ¿Será cosa del famoso sexto sentido que se dice que tenemos las mujeres?
Efectivamente, ya al llegar, los pocos maestros que habían llegado, estaban comentándose los "entresijos" de sus colegios, la falta de atención hacia ellos, las dificultades que sufrían. Algunos se quejaban del cansancio por el trabajo, la rabia por no tener "puentes estilo acueductos", para relajarse y respirar, desentumecer las neuronas y regresar al colegio con fuerzas renovadas.
Primer "pinchazo" del demonio. Y tú, qué, ¡qué rabia te da no poder compartir tus experiencias, verdad!
Sí, era verdad; la envidia se iba metiendo en mi corazón, sutilmente. ¿Para qué lo voy a negar?
Luego, las maestras con las que tenía más contacto, interesándose por el sitio en el que estaba trabajando. ¡Qué pinchazo!
Y yo, tímidamente, con un hilito de voz, "no, no me han dado trabajo este curso"
Unas, se volvían, diciendo "lo siento", algunas me interrogaban, ¿y eso?
¡Qué dolor!. En mi interior removiéndose la injusticia sufrida, pero deteniendo a la lengua, para no hablar mal de la persona que me está oprimiendo.
Las respuestas, todas "echando balones fuera", "no sé", no hay sustituciones, ...
La tristeza, la desesperación, ..., alguien, ese desgraciado del demonio, rascando la "herida", levantando la "costra" que se me había hecho durante la convivencia, ..., de nuevo, la sangre salía y me dolía.
Me fui enseguida, en cuanto pude, apenas acabó la reunión; y de vuelta a casa, la Oración. Necesitaba cauterizar mi herida reabierta. ¡No hay más solución!
"Velad y orad para no caer en tantación", me había salido al escrutar la Palabra en la convivencia. Había ido también rezando, pero, ese malvado demonio, sabe muy bien cómo atacar.
Hoy, en el Oficio de Lectura, hemos leído que hay que ser probados al crisol.
¿Qué puedo decir?
Dios a Sus hijos queridos, los prueba con más intensidad, deja que el demonio, como en el caso de Job, actúe. Pero, no abandona, la fuerza del Espíritu Santo no lo niega al que se acoge a Él. ¡Qué bien me ha venido que el tema de este curso sea sobre el Espíritu Santo!
Puébame, Padre, una y mil veces al crisol; guíame por el camino por el que Jesús camina; hazme digna de ser unida a Sus sufrimientos, no me ahorres ninguno de ellos, porque tutelada por Ti, podré caminar sobre ellos, y saldré renovada, resucitada; pero, si levantas Tu mano de mi, dónde acabaré.
Deseo ser cristiana, deseo amar a Cristo sobre todas las cosas, deseo morir hija de la Iglesia. En las maternales manos de María me refugio, Ella me protegerá, me consolará en todos mis sufrimientos. ¡No me ahorres, Padre, los necesarios para llegar a la santidad!

domingo, 23 de octubre de 2011

La voluntad de Dios

Este finde semana, desde el jueves por la noche, he estado de convivencia de inicio de curso en Gandía. Llegaba desanimada, triste, hundida, ..., por el sufrimiento que, a causa del trabajo, estaba pasando.
Incluso había llamado a mis catequistas, que llevaban la convivencia, para pedirles que me reservaran algún ratito, pues necesitaba ayuda. Me dijeron que sí.
Pero, la noche del jueves, cuando se abrió la Biblia para que Dios nos diera una palabra, Dios me llevó a la paz.
Era la parte del evangelio en el que se presenta a Jesús, con los soldados romanos, después de la flagelación, que le ponen la corona de espinas, le pegan, se burlan de Él, ...
Ya sabía la respuesta de Dios a mi problema. "No os resistáis al mal", como Jesús, que siendo hombre, se humilló a si mismo, tomando la condición de esclavo. Y lo maravilloso es que lo hizo pensando en mi, en aquel momento en que el demonio me tenía atenazada y quería mi muerte.
Los catequistas me escucharon y me dijeron que ciertamente lo que me había inspirado el Espírtu Santo era lo que debía de hacer.
¿Alguna vez ha dejado Dios que vivamos en la necesidad? ¿No es cierto que siempre ha estado velando por nosotros, por nuestros hijos, que ante todo son suyos? ¿Por qué preocuparse del trabajo? ¿Por qué dejarse llevar por el odio al enemigo, cuando Cristo me invita a amar a mis enemigos más que a mi misma?
Por otra parte, también me dijeron que, en la posible busque trabajo por otro lado, sin tener que enfrentarme a quien no me lo quiere dar. Y que lo que estaba sucediendo también serviría a que esta persona viera que no me resistía al mal que me estaba haciendo, que seguramente le abriría interrogantes, que yo estaba llamada evangelizar de ese modo, sin abrir boca.
¡Qué bueno es someter los sufrimientos propios a personas que van por delante de ti en la fe a Dios! ¡Qué descanso saber que se debe actuar mirando a Cristo, siguiendo Sus pasos!
Pero, se que las palabras de Jesús, "Velad y orad, para no caer en tentación", son vida para mí. No puedo pasar página, pensando: "¡prueba superada!", porque el "exámen" final será el definitivo. Y, hasta que llegue, es importante "no dejar de estudiar", vivir cerca de la Palabra, de los hermanos, de la Iglesia, que es Madre buena; seguir caminando trás las huellas de Cristo, aún después de haber caído, pues si me quedo quieta, me moriré.
Pido a Dios que pueda siempre caminar sin parar, con la ayuda del Espíritu Santo, con la cruz siempre cogida fuertemente, olvidándome de mi misma, en favor de los demás. Poder ser evangelio viviente de Dios.

jueves, 20 de octubre de 2011

Hazme justicia de mi enemigo, el demonio

La historia viene de lejos, de hace dos años, cuando, tras la insistencia del equipo directivo del colegio en el que trabajaba, de que me quedara en el puesto que quedaba vacante, y quien debía acceder a su petición, desoyó sus palabras y colocó a una maestra nueva.
Este curso pasado, cubriendo una nueva vacante, cuando la maestra a la que sustituía decidió tomarse un año de excedencia, de nuevo el equipo directivo del colegio, insistió a quien se ocupa de darme sustituciones, para que siguiera yo, ya que la lógica dice que cuando alguien permanece en un sitio sin dar problemas, siendo aceptada por los compañeros, sabiendo llevar a los niños, pero, una vez más, se le dio a un maestro.
Según algunos, tanto en el primero como en el segundo caso, que yo vea un "algo" en quien me ha de dar trabajo en contra mía, son sólo apreciaciones.
Apreciación ha sido ver, por casualidad, como la maestra que se quedó en el primer colegio y quien se encarga de mi, se saludaban efusivamente, como quienes se conocen de antemano y entre las que hay "buen rollito".
Apreciación mía fue descubrir que el segundo trabajo se lo dieron a un maestro que no pertenece al grupo que lleva quien se encarga de darme trabajo, sino que no la conoce y nunca había hablado con esa persona.
Pero mis apreciaciones han dejado de serlo cuando por vías de fiar se que las sustituciones no las da la Consellería, como decía esa persona, sino que las da el arzobispado desde la comisión de educación, concretamente cada coordinador.
La conclusión es que, por lo que sea, para esa persona todo lo que se diga bueno de mi, que se insista para que permanezca en un puesto, ..., es fastidioso, y desoye lo que se le dice.
Aparentemente, esa persona es una injusta, es mi enemigo terrible, y de mi sólo debería salir desprecio, odio, malos deseos, ... Quizá, también puede ser, lo que hace lo hace a conciencia, ya que es igual de libre que yo para tomar un camino u otro.
Pero, mi fe me dice que es una marioneta en manos de mi verdadero enemigo, el demonio. Todo ésto es obra suya. Y lo que está intentando, así lo veo yo, es que me desespere, me hunda en la miseria, y, sobre todo, que llegue a decir que Dios es malo y que no me quiere.
Han habido muchas experiencias en mi vida en las que he visto claramente la mano amorosa de Dios, dos de las cuales son las muertes de mi hija Paloma y de mi madre. La última fue la de mi madre, y el sufrimiento tan desgarrador que sentí por la separación temporal, podía haber sido un buen caldo de cultivo para el demonio, para llevarme a su terreno. Pero Dios, mediante Su Espíritu Santo, estuvo tan potente en mi, que Su fortaleza me mantuvo firme en la fe.
Ésto me cambió, en cierto modo, me ayudó a poder decir delante del Sagrario de mi parroquia, delante de Jesús, que le entregaba mi vida, todo mi ser; que desde ese momento quería odiar con todas mis fuerzas al demonio y que todo sufrimiento que Dios, Su Padre, permitiera en mi vida, lucharía contra él, para acptarlo y seguir el verdadero camino de la felicidad, el Amor, especialmente al enemigo (por supuesto, no al demonio, sino a todo aquel que él utilizara para destruirme)
La primera palabra de Dios, con la que supe que había aceptado mi ofrecimiento, fue la depresión; cuánto bien he recibido a través de ella, aunque no negaré que me ha hecho, que me está haciendo sufrir mucho.
En medio de ella, pude aceptar con gran dolor de corazón el cambio de unas personas a las que quería y consideraba mis amigos, que se presentaron como mis enemigos. No he vuelto ni a hablar con ellos ni a verlos, porque no hemos coincidido en ningún sitio. Pero desde aquel día, no me he olvidado de rezar por ellos, para que Dios les bendiga. Y esto es un regalo de Dios, que conoce mi debilidad y sabe que yo no puedo hacerlo sola.
Y, ahora, toda esta historia de mis desencuentros con quien me da el trabajo, me ha abierto los ojos y puedo ver que el demonio ha utilizado otra persona contra mi, para llevarme a la muerte. Sí, un enemigo, que obligado por el demonio, me está haciendo daño. Y yo, qué puedo hacer; sólo una cosa, dejarme ayudar por el Espíritu Santo para poder rezar a Dios cada día para que lo bendiga.
Y, como en toda ocasión, aunque no entiendo, aunque sufro mucho, aunque veo un abismo delante de mi, lleno de terror y oscuridad, creo firmemente en Dios, en todo lo que me quiere, en que nada de lo que permite en mi vida es malo, muy al contrario, todo coopera para mi salvación.
También María está siendo un apoyo grande para mi en estos momentos. El Rosario es un bálsamo que dulcifica mis asperezas. Y Jesús, cada mañana viene a mi, mostrándome sus llagas, para que no olvide hasta que extremo ha de llegar el verdadero Amor.
Sí, estoy sufriendo y ni siquiera se qué debo de hacer al respecto, si es que he de hacer algo. Hay momentos en que me pongo triste, pero eso es del demonio, que sabe bien "liarme" en sus redes. Pero, con la asistencia de Espíritu Santo, la bondad de Dios, el amor maternal de María y las llagas de Cristo, que me amó hasta el extremo, todo pasará. Dios, estoy segura, me hará justicia de mi enemigo, el demonio.
Rezad por mi. Yo rezo por vosotros.

domingo, 16 de octubre de 2011

Una ciudad llena de paz

Ayer estuve en una exposición de cuadros de mi sobrina-ahijada. Había dos espacios claramente separados, quiero decir que en una parte los cuadros eran retratos de personas, casi todos de personas mayores, entre la que está mi padre durmiendo. Esta serie de retratos me gustó mucho. La verdad es que mi sobrina lo hace muy bien.
La otra parte de la sala estaba dedicada a imágenes de ciudades, grandes, muchos edificios juntos; claramente no había ninguna que me recordara a nuestra pequeña Valencia, donde todavía no creo que hayamos llegado a esa vida sin respiro, típica de las grandes ciudades como New York, Tokio, México, ...
Las ciudades, según ella misma me explicó estaban todas en su cabeza de artista, o mejor debería decir, en su alma de artista.
Hubo una serie de cuatro cuadros que me "enganchó". Después de mirarlos todos, volví a esos cuatro y me quedé parada mirándolos hasta que nos fuimos.
Me fascinaban, pues, a pesar de los edificios apretujados unos a otros, la ciudad desprendía paz, porque era como si la gente estuviera dentro de las casas, pero en un profundo silencio, como si temieran molestar a los que nos parábamos delante, a mirar.
Miraba y veía reflejada los momentos que estoy pasando. ¿Tendré acaso yo también alma de artista?
Llevo un tiempo en que siento en mi interior una gran ciudad, llena de edificios de todas clases, que, quizá podría decir, me sobrecogen, me aplastan; me asusta que, de un momento a otro, los que viven en ellos salgan a las ventanas y a las puertas, y se pongan a gritarme. Pero, extrañamente no lo hacen, como en los cuatro cuadros que tengo delante.
Una ciudad grandísima, un gran sufrimiento no buscado, que Dios ha permitido por mi bien. Lo entiendo. Pero, mi alma está siendo asaltada por el demonio. La llena de edificios altísimos; temores al futuro, incertidumbres múltiples, ansiedades profundas; edificios, muchos edificios que quieren aplastarme.
Pero la calma rige sobre todo. Dios envía el aire fresco del Espíritu Santo, y todo es silencio. Nada se mueve, nadie grita en mi interior, porque la ayuda de Dios se manifiesta por todos los rincones.
Gran ciudad, ..., llena de gran calma, ... Dios todo lo puede, el demonio queda sometido.

jueves, 15 de septiembre de 2011

El amigo del alma

El amigo del alma

Después de un largo silencio, en el que no había tema, o que no lo quería comentar, aquí estoy de nuevo. Y, como el título anuncia, para hablar de mi amigo del alma.
Ayer fui a su casa y nos dijo su padre que estaba todo el día con mucha fiebre. Mi amigo del alma padece una enfermedad degenerativa que afecta a toda la musculatura de su cuerpo,, y que le ha llevado, por ahora, a no poder andar, ni siquiera poder sostener su cuerpo.
Como en el cuerpo humano, si bien el que dirige es el cerebro, si la musculatura no responde, afecta, no sólo al aparato locomotor, sino a todo aparato que dependa de la musculatura; por ejemplo, en la acción de tragar, también es un músculo (o quiá alguno más, no estoy ducha en ese tema), el que nos ayuda a tragar los alimentos, los que se comen y los que se beben.
Pues bien, mi amigo del alma está en un proceso de su enfermedad en el que le cuesta muchísimo tragar, y cuando traga, más veces de las que nos gustaría, se atraganta y hay que ayudarle para que eche fuera lo que le impide respirar.
También supongo que depende de este músculo el acto de tragar la saliva, ya que no puede controlarla y hay que estar atento para recogérsela y se manche la ropa lo menos posible.
Hoy he hablado con su madre por teléfono esperando oir un imposible, a no ser que Dios haga un milagro, que se pueda ir mejorando. Ella, que lo conoce más que nadie, me ha dicho algo que imaginaba, esperando estar equivocada. Que cuando sufre un nuevo "bajón" sufre en el fondo de su ser, su alma recibe el ataque del demonio que quiere que olvide cuánto le ama Dios, que no le da nada malo.
Cuando quieres a alguien te gustaría evitarle todo mal. El caso es que el mal que nosotros vemos es un bien necesario para Dios.
Pues, como decía, su padre, después de darnos la noticia de que estaba muy mal, nos acompañó al comedor, donde íbamos a preparar, con otros hermanos, el calendario del curso de nuestra parroquia. Y, de pronto, me dijo: "Pasa a ver a tu amigo"
El corazón me dio un brinco, pues quería verlo, pero como sabía que estaba mal no había querido molestarle.
Mi amigo del alma es, sin ninguna duda, el mismo Cristo, el Cristo sufriente. Poderlo ver es para mi acercarme a Su presencia viva. Mi amigo es un sencillo sagrario, que lleva muy dentro a Cristo muerto en la cruz y resucitado para nuestra salvación.
Nunca lo dudo, cuando Dios me concede acercarme a un enfermo me está regalando el don de estar al lado de Su Hijo.
Y cuando llega el momento de acompañar a Cristo en un enfermo no me sale decirle cosas como: pronto te pondrás bien, hay que ver qué bien se te ve, ..., o cosas por el estilo; eso es mentir o crear falsas ilusiones. Porque creo que los enfermos necesitan escuchar la verdad con amor.
Mi amigo del alma, al que tengo el don de poder ver con alguna frecuencia, cuando le hablo de cuánto le quiere Dios, de cómo permitió que Su Hijo pasara por la muerte de cruz porque le estaba amando a él, le estaba salvando, le estaba dando la vida verdadera, no la que se le está escapando día a día, me mira, con esos ojos azules, profundos como el mar, abiertos como el cielo, dulces como el abrazo de un niño, ..., y se que me está entendiendo, sabe de lo que estoy hablando, de algo que es como bálsamo en su corazón, de algo que le acerca un poco más al amor de la vida, a Cristo.
Me entristece pensar en el final, sí, lo reconozco. Quizá se me achaque que soy una agorera, que me voy con la cabeza a un futuro que no puedo conocer, que debería pensar en positivo.
Pero soy más de carne de lo que me creo, es decir, que por más fuerte que quiera aparentar ser, soy frágil como un cristal, que sólo con un simple portaza se hace mil añicos.
Por eso, por mi propio bien, quizá de un modo egoista, cuando estoy a solas con mi amigo del alma sólo me sale hablarle bien de Dios. Porque Dios todo lo hace bien y para nuestro bien.
En mi corazón siempre ha habido y habrá un rinconcito muy especial para mi amigo del alma.
Mi amigo del alma y yo tenemos unidos nuestros corazones en Cristo, y eso no lo puede separar nadie.
Mi amigo del alma se llama José. ¡Qué Dios le bendiga!

El amigo del alma

Después de un largo silencio, en el que no había tema, o que no lo quería comentar, aquí estoy de nuevo. Y, como el título anuncia, para hablar de mi amigo del alma.
Ayer fui a su casa y nos dijo su padre que estaba todo el día con mucha fiebre. Mi amigo del alma padece una enfermedad degenerativa que afecta a toda la musculatura de su cuerpo,, y que le ha llevado, por ahora, a no poder andar, ni siquiera poder sostener su cuerpo.
Como en el cuerpo humano, si bien el que dirige es el cerebro, si la musculatura no responde, afecta, no sólo al aparato locomotor, sino a todo aparato que dependa de la musculatura; por ejemplo, en la acción de tragar, también es un músculo (o quiá alguno más, no estoy ducha en ese tema), el que nos ayuda a tragar los alimentos, los que se comen y los que se beben.
Pues bien, mi amigo del alma está en un proceso de su enfermedad en el que le cuesta muchísimo tragar, y cuando traga, más veces de las que nos gustaría, se atraganta y hay que ayudarle para que eche fuera lo que le impide respirar.
También supongo que depende de este músculo el acto de tragar la saliva, ya que no puede controlarla y hay que estar atento para recogérsela y se manche la ropa lo menos posible.
Hoy he hablado con su madre por teléfono esperando oir un imposible, a no ser que Dios haga un milagro, que se pueda ir mejorando. Ella, que lo conoce más que nadie, me ha dicho algo que imaginaba, esperando estar equivocada. Que cuando sufre un nuevo "bajón" sufre en el fondo de su ser, su alma recibe el ataque del demonio que quiere que olvide cuánto le ama Dios, que no le da nada malo.
Cuando quieres a alguien te gustaría evitarle todo mal. El caso es que el mal que nosotros vemos es un bien necesario para Dios.
Pues, como decía, su padre, después de darnos la noticia de que estaba muy mal, nos acompañó al comedor, donde íbamos a preparar, con otros hermanos, el calendario del curso de nuestra parroquia. Pero, como

sábado, 11 de junio de 2011

¿Ser santo?

Antes de nada, he de decir una cosa, que me parece muy bonita, sobre la Oración. No sé si la he oído, dónde, cuándo, ..., o si ha sido una inspiración del Espíritu Santo para mi vida.
Estamos haciendo en nuestra parroquia un paso de la Oración. Yo no puedo decir, porque mentiría, que estoy "enterada" por completo de lo que es la Oración. Hace muchos años ya, estaba embarazada de mi segundo hijo, que recibí una serie de catequesis sobre ella. Cada una me impactó mucho, y desde ese momento, empecé a relacionarme con Dios de un modo distinto.
Pero confieso que cada vez que hemos hecho de nuevo este paso, por tenerlo que llevar a hermanos de otras comunidades, me ha hecho muchísimo bien.
Porque camino y Oración están para mi muy unidos. Pues sin Oración soy incapaz de caminar, y, por lo tanto, de acercarme a Dios, de estar preparada para escucharle.
He descubierto que la Oración es el modo de relacionarse de "Alguien" que quiere amar, con "alguien" que necesita ser amado. Por lo tanto, sin Oración también se ve disminuida en gran manera la necesidad de buscar el amor en quien lo es en esencia.
Y de todo ésto, durante estos días de vida intensa en la Oración, he tenido tiempo para pensar en tantos y tantos santos que, a lo largo de la historia de la Iglesia, han ido alcanzando la altura de Cristo. Y para ello se que la Oración ha sido imprescindible en su relación con el Dios Amor.
Y también he recordado aquellos de los que se ha sabido, después de muertos, que se acercaban al sufrimiento de Cristo sufriendo sobre sus carnes, voluntariamente, los aguijones de los cilicios.
Y pensaba: Claro, los llevaban para ser santos"
Pero con todo esto de la Oración, de la relación amorosa que entraña vivir cada día dependiendo de ella, me he dado cuenta de que no llevaban cilicio porque eran santos, sino porque deseaban serlo y ponían de su parte todo lo que les ayudaba a acercarse a la santidad.
Descubrían que el cuerpo se rebelaba y exigía cosas que no le convenían. Lo mismo que el alma, el corazón, que se empeñaba en buscar la felicidad lejos de Dios.
¡Cuántos sufrimientos, cuando el demonio les hostigaba con las tentaciones más crueles! Y ellos, luchando contra las apetencias del cuerpo y las del alma.
Y se valían de ayudas interiores, como las que da el Espíritu Santo, y las exteriores, como los suplicios que consentían en sus cuerpos, y aún los buscaban.
En fin, la conclusión que saco de todo ésto es que ni espiritual ni fisicamente busco refugio en la humillación, del modo que sea. Huir una y más veces de todo lo que signifique sufrir. Y así, como todos sabéis, lo que logro es apartarme de la santidad y meterme de lleno en el sufrimiento del pecado y la muerte.
Ruego a Dios que se apiade de mi y me conceda, algún día, entrar en el sufrimiento que ayuda a crecer hacia Jesucristo, consiguiendo poco a poco, y con la ayuda del Espíritu Santo parecerme un poquito a Él.

sábado, 21 de mayo de 2011

A veces, me pregunto ¿por qué?

Sí, a pesar de saber con certeza que Dios nunca me da nada malo, que nunca permite en mi vida situaciones de sufrimiento sin pleno sentido, de experimentar que me ama y no se arrepiente de haberme elegido, el demonio me lleva a pensar por qué en mi matrimonio soy yo la que "acapara" los sufrimientos físicos.
Mi marido pasa un resfriado de un día, terrible; se ha caido tres veces "gordas" de la bicicleta y sólo se le ha roto la clavícula del hombro derecho, con un corte limpio, que, a pesar de no guardar el reposo según le recomendó nuestra doctora, se le fusionará perfectamente, y seguirá adelante con su gran afición.
Yo, sin embargo, he pasado varios embarazdos de reposo, he pasado por el quirófano no sé ya las veces, y casi siempre he tenido que pasar de nuevo al quirófano, porque las operaciones no salieron bien. La vez más peligrosa para mi vida "física" fue la última, en la que al quitarme la matriz y los ovarios, me perforaron el intestino.
Secuelas de la mayor parte de las operaciones las he tenido, las tengo y, de ser conveniente para mi vida espiritual, las tendré hasta la muerte.
Me llamó la atención una frase de santa Teresa de Jesús, cuando, a consecuencia de sus males físicos y espirituales, le decía con confianza a Dios que no la quisiera tanto. En la Biblia dice que Dios a los que más quiere más los prueba.
Aún sabiendo ésto, como decía en el título, a veces me "enfado" con Dios.
Y me he dado cuenta de que más de una vez he envidiado a mi marido y he pensado que podría Dios "tocarlo" algo más y dejarme un poquito "respirar"
Le doy gracias, porque me da la posibilidad de acercarme al sacramento de la Penitencia, por el que me humillo ante Jesucristo, reconociendo que mis sufrimientos son mínimos ante los que Él sufrió por amor a mí. Y, recibiendo la fuerza del Espíritu Santo, es como si resurgiera de mis "cenizas" y, con un alma preciosa, volviera a vivir, o, al menos, intentarlo, acpetando la voluntad de Dios, Su Amor extraordinario hacia mí, mediante el seguimiento fiel a Jesucristo.
En realidad, mi verdadero Esposo es Él, y me entiende, me consuela, me anima, alegra mi vida con todo el Amor que me tiene y que experimento tantísimas veces.
Amigos, hermanos, espero que ésta, mi pobre experiencia, os ayude a tener un encuentro con Jesucristo, que comprende nuestros sufrimientos, porque pasó antes por ellos.

martes, 10 de mayo de 2011

Por si fuera poco

Ya hace días de la celebración de la Pascua. No tengo palabras para describir el impacto que este año, como los anteriores, me ha causado poder acompañar a Jesucristo en su pasión, muerte y resurrección.
Pero, la verdad es que prefiero quedármelo en el corazón, ya que es un tesoro, y es para mí.
Sin embargo, sí contaré la maravillosa experiencia del inicio del tiempo pascual, que me llevó, con Emilio, Pura y Esteban, a san Isidro de Dueñas, monasterio en el que vivió su experiencia espiritual y su muerte el hermano Rafael, ya canonizado.
Mi principal intención era acercarme a él, conocerle, rezar a su lado, ... Sin embargo, nada de eso sucedió, pues buscándolo a él, él me llevó a un encuentro personal con Jesucristo, especialmente en una capilla pequeña del segundo piso de la acogida, donde se encontraba dentro del sagrario, y también representado por un gran crucifijo, en el que Su cuerpo yacía muerto.
No olvidaré jamás cuántas cosas me dijo, de qué manera me escucho, y como me ayudó a seguir mi vida.
Pero la sorpresa no acabó allí. Pues después de tres días en el monasterio, fuimos al monasterio de la nueva congregación Iesu Comunio, donde mi intención era estar con Kati, a la que me ha unido Cristo de un modo, como sólo Él lo sabe hacer, de manera que ella reza por mí y yo por ella, en una relación de Amor puro.
Pues bueno, resultó que deseando encontrarme con ella, ella me acercó a la Virgen María, representada por una imagen preciosa, en la que aparece joven y embarazada de Jesús, sentada y dispuesta a recibir en su regazo, sobre sus rodillas, a todo el que necesite depositar sus sufrimientos en ella que, como Madre que es, jamás dela de lado a nadie.
Luego, el broche final de la semana "in albis" fue pasar la mañana del domingo de la Misericordia, pegada a la televisión, gozando con el acto de la beatificación de Juan Pablo II en la plaza del Vaticano.
Pero Dios es más generoso y ahora me regala las eucaristías pascuales, donde la presencia de Jesucristo es real.
¡Por si fuera poco!

domingo, 24 de abril de 2011

"Mis planes no son vuestros planes"

“Mis planes no son vuestros planes”, me dijo ayer, en la celebración de la Vigilia Pascual, Dios. Esas fueron las palabras que quedaron en mi corazón, como base sobre la que Cristo quiere que empiece el tiempo de Pascua.
Porque tengo un gran pecado; querer llevar mi vida adelante, pensando que se lo que me conviene. Pero no me quedo ahí solamente. Resulta que también tengo las cosas “claras” sobre lo que conviene a los demás, especialmente a los más cercanos.
Y cuando las cosas no se hacen como yo quiero, sale de mi corazón un “huracán”, que se manifiesta en juicio, unas veces que no se ve y otras que sí, y que consigue herir profundamente a los que quiero amar con todo mi ser.
“Yo soy Dios y no hay otro”, dice el único Dios verdadero; pero yo vivo como si el lugar de Dios fuera el mío, es decir, yo soy Dios, yo, Mari Carmen Fliquete García.
Y en muchas ocasiones soy capaz de no querer cambiar mis planes, ni siquiera cuando en ello me va la vida. Porque cuando sigo mis planes, me muero siempre.
Pero no soy un caso perdido, porque ayer Cristo resucitó por mí y para mí. Para que yo tenga, vida Él tuvo que padecer mucho, hasta morir en la Cruz.
Y ese Amor derramado abundantemente, que manó de Su costado traspasado, es el que, poco a poco, día a día, segundo a segundo, podrá transformar mi deseo de ser Dios en deseo de ser simplemente Su hija, Su pequeña, la niña de Sus ojos.
Vivir sin que nadie me vea ni me tenga en cuenta, vivir para los demás, vivir en el Amor que lleva a la Vida Eterna.
Ahí Cristo mío, desde el sagrario, tiende, con un hilo invisible hasta mi corazón, el ansia de amarte y de amarte en los demás.
Tú que has resucitado, resucita en mí y transforma mi corazón muerto por el pecado en un corazón de carne que se pueda donar por completo.
Nada vale en esta, mi pobre vida, cuando sigo los planes forjados en mi corazón independiente y separado de Dios. Sólo Tú, Padre bueno, sólo Tú en mi corazón, por la intercesión de la Virgen María, por el Espíritu Santo, en Cristo muerto y resucitado.
¡CRITO HA RESUCITADO, ALELUYA! ¡VERDADERAMENTE HA RESUCITADO!

domingo, 17 de abril de 2011

Domingo de Ramos

DOMINGO DE RAMOS

Un año más, 2011, empezamos la Semana Santa entrando por la puerta imaginaria del Domingo de Ramos.
En el colegio, bueno, en los tres colegios que voy, sustituyendo a la maestra que ha dado a luz, preparé unas invitaciones, en las que los mismos niños pedían a sus padres que les llevaran a la parroquia para celebrar el Domingo de Ramos.
¿Cuánto éxito habrá tenido esta invitación?, no lo se, ni haré nada por saberlo. Como dice el mismo Cristo en el evangelio, unos echan las semillas y otros recogerán el sembrado.
Pero sí puedo decir que me preocupan esos niños y sus familias, porque también para ellos es importante el que Nuestro Señor entrara en Jerusalém montado en un pollino, en un humilde asno.
Es importante que pudieran descubrir que la realeza de Jesús no es como la de los reyes que se conocen desde antaño a nuestros días (la verdad es que actualmente los reyes no suelen ser lo que eran, pero...).
Nuestro rey, Rey con mayúsculas, es un rey sencillo, humilde, que no vocea para que le respeten, que no se hace de notar, que se humilla ante sus “súbditos” y está preparado para servirles, antes de que le sirvan a Él.
Yo, gracias a Dios, ésta es una fiesta que vivo desde hace bastantes años con intensidad, con devoción, con esperanza, …
Hoy, cuando salíamos del colegio de las monjas, donde comienza la celebración, iniciando la procesión, lo hacíamos por la entrada grande del colegio, pasando por una especie de pasadizo.
Iba al final de la cola y, mirando al frente, se veían todas las palmas levantadas, en movimiento, delante del Señor, que llega a regir la tierra con justicia y rectitud. Y digo que al mirar, me venía a la memoria esas imágenes de la película de la Pasión, en que Jesús, cargado con la cruz, mira delante de sí los que le abren el paso, mientras le pegan, le escupen, …, y recuerda lo diferente que fue su entrada a Jerusalém de su salida.
Todos abrían el paso delante de él, y las palmas eran agitadas por los que lo aclamaban enfervorizados como rey de los judíos. Todo era alegría, y a su salida sólo había rabia desatada, insultos, improperios, …
Y yo pensaba que tantas veces aclamo a Cristo, le sigo llena de alegría, con el corazón exaltado; y generalmente eso sucede cuando las cosas salen como me gusta. Sí, Dios me bendice y yo le alabo en Su Hijo Jesucristo.
Pero he de reconocer tantas otras veces que me “ensaño” con Él, porque la vida no viene como espero, las cosas no son lo que quiero y, …
¿Dónde está entonces mi Dios, el Dios al que agradezco cuando todo va bien? ¿Quién soy yo para acusarle de no ser justo conmigo y me vuelvo a insultarle, a rechazar esa clase de realeza, que también quiere para mí?
Mi Dios es un Dios grande, soberano de toda la tierra; así quiero reconocerle y adorarle. ¡Ten piedad y misericordia, Dios mío, que soy una pecadora! Mira las llagas de Tu Hijo, que intercede por mí. Ayúdame a vivir esta Pascua con humildad, con verdaderos deseos de que reines en mí, para siempre, para toda la eternidad.
Rogad por mí, aquellos que sois pacientes y comprensivos y leéis estas líneas. ¡Dios os lo pagará!

domingo, 10 de abril de 2011

Santificado sea tu nombre

SANTIFICADO SEA TU NOMBRE

¿Cómo santificaré tu nombre, Padre, si en mi corazón está el mal, si cuando me arrepiento de el mal hecho, me reconcilio con Dios, vuelvo a casa feliz, y, cuando menos me lo espero, allí entre las sombras me está esperando el demonio que quiere que mi corazón esté sucio, lleno de las inmundicias del pecado?.
“Santificado sea tu nombre”. Sí, eso quiero, que mi vida sea un sacrificio de alabanza a tu nombre, que tu nombre sea santificado por mi, por una pobre pecadora, que sólo hace lo que sabe, que es pecar.
Por más lágrimas que derramo, por más deseos de arrepentimiento, de desear no pecar más, …, ¡imposible!
Pero, a pesar de ello, no me quiero rendir, que es eso justamente lo que quiere el demonio que haga. Dejarme llevar por el desánimo y no volverme a levantar.
Vivir por siempre en la muerte, en la oscuridad más densa y profunda, para no poder ver de nuevo la Vida. ¿Padre, es qué no habrá solución para mí? ¿Es qué no encontraré el camino de la perfección?
Y, me pregunto, ¿a qué clase de perfección quiero acceder?
Pues a lo largo de los años me he dado cuenta que he buscado la perfección falsa, la que me llevaría a enorgullecerme y darme todos los méritos. Dios, ¿para qué?
La lucha ha sido por ser perfecta, según la mirada de los hombres, pero para Dios, …, nada. Sin Él, nada.
¿Qué perfección es la que Dios ha pensado para mí? Espero no equivocarme cuando digo que esa perfección es la más alejada a la que desea el mundo (que yo he deseado)
Ser la última, estar al servicio de los demás, dar la vida en todo por todos, incluso mis enemigos, …, en resumidas cuentas, amar, AMAR con mayúsculas.
Pero quién me dará un corazón para amar de ese modo. Pues si no lo consigo, jamás alcanzaré la perfección que desea Dios para mí. ¿Quién, quién, …?
Gracias sean dadas al Padre que nos dio a Su Hijo, el único, el que envió de sus entrañas misericordiosas, al que dejó en un abandono total, que sufrió humanamente los dolores más atroces. Y, ¿para qué, Dios mío?
Para algún día tener un cuerpo y un corazón que te santifiquen en todo. Que puedan obrar con amor, especialmente hacia el enemigo. Que puedan hacer obras de Vida Eterna. Que por fin mi corazón no sea un corazón que se busque a sí mismo, sino que busque el bien de los demás.
Pero esto sólo será posible, cuando deje de creerme capaz de conseguirlo sola, si algún día es Cristo quien vive en mí; ser otro Cristo en la tierra. “Ya no vivo en mí, ….”

jueves, 7 de abril de 2011

¡Qué difícil estar bien en el trabajo!

Estoy haciendo una sustitución en un colegio, como maestra de Religión, por supuesto. Es un colegio pequeño, de una línea, donde el "plantel" de maestros es reducido.
Cuando llegué me di cuenta de que algunos me miraban bien, otros indiferentemente y otros mal, secilla y llanamente mal.
Reconozco que Dios me ha dado el don de saber relacionarme con las personas, con lo que a los que les caía bien seguí cayéndoles bien, a los indiferentes empecé a caerles bien y a los que no les caía nada bien, bueno, algunos siguen sin tenerme ningún afecto.
También he de decir que algunos de los que se sintieron acogedores al principio conmigo, pienso que al ver en el "círculo" en que me suelo mover con más agrado, dejaron de ser de los "míos".
¡En fin, una cosa muy complicada esto de los compañeros de trabajo!
En este momento hay unos líos "solapados" que, por otra parte no pasan desapercibidos y cada uno se defiende como puede, alguno haciendo caso de eso de que "la mejor defensa es el ataque".
Hoy, mirad cómo está "el patio", uno/a (no me gusta eso de separar a las personas y siempre uso el artículo neutro, que me enseñaron a usar a la perfección desde pequeña; ésta vez lo haré, más que nada porque no quiero que se sepa quien ha sido), que cuando llego a tiempo (SIEMPRE) me hace esperar un buen rato porque antes de dejarme a mis alumnos, los tiene a todos tumbados a todos en el suelo, con un almohadón cada uno, mientras esa persona les va diciendo "que si su cuerpo pesa mucho, que si se les cierran los ojos, que si ¡POR OBRA DE BIRLIBIRLOQUE! (eso lo pienso yo para mis adentros, muerta de risa, pero con un respetuoso silencio) el cuerpo ya no les pesa nada y se van elevando por el cielo, como si de pajarillos del bosque se tratara ("otra" de mi cosecha).
Y cuando ese maestro/a lo cree conveniente, les despierta con prisas, porque se va haciendo "algo" tarde y yo estoy esperando.
Bueno, aunque parezca una comedieta o bodevil, esto es real como la vida misma. Pues hoy, queridos amigos, me he relajado un poco y cuando me acercaba al recinto de infantil oía como esa persona se quejaba de mi tardanza a los niños, que ya había coclocado en el lugar donde damos Religión.
Con una cara de poquísimos amigos, me ha dicho que he de llegar a las tres en punto. Yo, muy respetuosa, le he contestado que como siempre que voy a su clase los tiene en relajación, hoy, que quería hacer algo, me había demorado un poco.
Además, le he dicho: Estaba tranquila, ya que cuando llego he de esperarlos un "poquito" (no he hecho ningún "tonito", como me achaca, con razón, mi marido).
Y tan pancha me ha soltado que hace tiempo que ya no hacen relajación. Ahí me he callado, porque no era momento (ni por mi lo será nunca) de recordarle que la semana pasada, sin ir más lejos, lo hizo.
Y este/a, era uno de esos a los que le cai de maravilla al principio.
¡Qué vamos a hacer! Creo que podré "sobrevivir" todo el tiempo que me quede de sustitución. Seguramente no perderé sueño por su comentario ni me saldrán ojeras por el soponcio de "arrepentimiento" que podría tener, de haberme importado algo la situación en la que me he encontrado.
Amigos, hay cosas que me hacen sufrir, y esto de hoy, no es una de ellas. Como decía san Rafael Arnáiz Barón (el hermano Rafael), ¡Sólo Dios, sólo Dios!

sábado, 26 de marzo de 2011

¡Adiós, hermana!

Tenemos una hermana de la comunidad que, desde que la conozco, ha estado enferma. Nuestros hijos siempre se han sentido impresionados, porque en las celebraciones se pasaba el rato, por lo general, tosiendo. Pero no una tos cualquiera, era una tos en la que a veces se enganchaba, con lo que se pasaba un tiempo (que a todos nos parecía interminable) sin respirar. No era una tos seca, sino todo lo contrario, pero en ese sentido, prefiero omitir, por el bien del que me lea, cómo era.
Han sido varias veces, a lo largo del tiempo, en que su enfermedad se ha agudizado, con lo que la hemos tenido muy malita. Pero ella, independientemente de su caracter, de su forma de ser, de sus "manías" (como todos tenemos), ..., siempre ha estado fiada en el Señor, del que sabía estaba recibiendo días de vida que, por su estado, eran un gran regalo.
Nunca se me había ocurrido que llegaría a encontrarse gravísima, a no ser que fuera por su larga enfermedad. Y un domingo, ya digo, sin esperarlo nadie, recibimos el aviso que está en la UCI, con una meningitis muy agresiva.
No sé si alguno de vosotros puede llegar a entender nuestra sorpresa, si bien muy desagradable, también sorprendente por el modo en el que parecía acercarse a la muerte.
Los que sabéis de qué va, os digo que la Comunión de los Santos funcionó sin pérdida alguna. Las oraciones, los consuelos a su hijo y su nuera. Todos creíamos que era el momento en que nos dejaba, pero, como se dice algunas veces, cuando alguien se recupera sin esperarlo, "rebiscoló" (que no sé si es con "v" o con "b")
La mejora fue en aumento, hasta el punto que la sacaron a la habitación.
Pero, otra vez, sin que nadie lo esperaba, surge una complicación, por la que se le revienta una variz que tiene en el esófago, y vuelve a la UCI, gravísima. Las espectativas eran malas otra vez. Y, los médicos decidieron sacarla en cuanto fuera posible de la UCI, porque ya no había posibilidad de recuperación.
Pero, hay que ver, cuando Dios no lo ve todavía, no nos llama a Su presencia. Pocos días después, volvió a "reviscolar". Parecía que de nuevo la esperanza salía a flote.
Y ayer, que había hablado con su nuera, que me dijo ya que les habían dicho que le faltaba poco tiempo para morir, me despedí de ella, porque tennía catquqesis de Confirmación. Me dijo mi marido que a penas habían pasado quince minutos, volvió a llamar la nuera diciendo que ya había muerto.
Yo, que me tengo por una persona bastante "meditadora", empecé a pensar lo efímero de nuestra vida. Que cuando nacemos sólo hay una cosa segura, porla que todos pasaremos, más tarde o más temprano: la muerte.
Y en cuanto a mi estado de ánimo, al modo en que lo tomé, la verdad es que me llené de gran tristeza. Hoy iba a ir a visitarla, pero Dios la llamó el mismo día de su santo, la Encarnación. Sí, Encarna siguió a Jesucristo durante su vida y, al final de ella no se había hecho remisa, acudiendo a Su llamada,ayer mismo, a media tarde.
Es imposible no dolerse con la falta de los hermanos, y considero completamente dentro del ser cristiano (o al menos intentarlo) el echar a faltar a alguien con el que estabas unido por el Espíritu Santo, que es la única unión verdadera e "irrompible"
Pero no puedo quedarme solamente en la tristeza. Mañana en su funeral, si Dios me concede poder ir a acompañarla en su último recorrido aquí en la tierra, cantaré el Credo, poniendo voz a sus labios mudos. Y seré nuevamente consciente de que el lugar en el que está es el mejor, es la verdadera vida, la Vida Eterna, estando presente ante Dios Padre todo poderoso, acompañada de todos sus seres queridos y con los ángeles que adoran eternamente a nuestro Dios. Y habré cantado también en la misa de funeral que, como a ella, "llévame al Cielo, oh Señor", porque ese es el mejor anhelo de un corazón pecador, que confía en la misericordia de Dios.
Sí, Encarna descansa en Paz.
¡Espérame, hermana, hasta que pueda ir a tu lado! Amén

martes, 22 de marzo de 2011

¡No es justo!

Esa es una frase que, si no la digo muchas veces, casi seguro que la estoy pensando. Y digo ésto, porque me acabo de sentar en la cama, para tener las piernas extendidas (por eso de las varices), después que uno de mis hijos me ha dicho: "Mamá, llevamos tú y yo cuatro horas en la cocina". Él estudiando y yo, ...
Sí, cuatro horas; largas, duras, muy cansadas, haciendo fartons, un bizcocho de chocolate, la comida de mañana y la cena de hoy. Quizá alguno pensará que para qué tanta cosa. Hombre, lo de comida y cena se puede comprender, más, si se tiene en cuenta que trabajo y estoy fuera de casa desde que me marcho, a las ocho menos cuarto, y regreso de cinco a cinco y media, los días normales. ¿Cuándo si no es por las tardes puedo cocinar?
A no ser que haga horas nocturnas extraordinarias para llegar a todo, pero, ....
Pues sí, muchas veces lo puedo llevar bien, porque perder la vida por los demás creo que es una de las cosas más hermosas que hay, y que además es un "consejo" evángelico muy conveniente para todos.
Pero, hay veces que, el demonio está por ahí, rondándome, como quien no quiere la cosa, atento al menor descuido. Y llega mi marido, cansado, muy cansado. Y se queja, y hace mala cara, como si acabara de dejar a la puerta de la casa el mundo entero, que llevaba sobre sus hombros. Y, el pobre, necesita "cariñitos", y, ..., ¿a mi qué me costaría dárselos?
¡Pues resulta que me cuesta! Y, el por qué. Pues porque me parece ( o así me lo hace ver el demonio, ese desgraciado de M...) que yo ya no tengo derecho a comunicar mi cansancio, que le quitaría importancia a él (a mi marido, digo) y entonces, ¡ahí está!
"Seguro que yo estoy mucho más cansada que él; si contáramos las cosas que ha hecho cada uno, ..., ¡seguro que me llevaba el premio al "gran cansancio"!; pero, cómo se puede comparar su cansancio y el mío: él llega y, sencillamente descansa; yo, sin embargo, llego y,...¡A la cocina!
Lo de los fartons y el bizcocho de chocolate, ¿no se podría evitar? ¡Pues me gusta que los míos tengan cosas buenas y sanas para las meriendas y los desayunos! ¿Está claro?
Y diréis: ¡Pues, no te quejes! Y tenéis mucha razón. Las veces que me sale ese puntito de "justicia equitativa", es decir, cuando pienso que él tendría que "apechugar" más con las cosas de la casa, ... ¡Ahí me voy rodando por la pendiente y, no hay manera de parar! O, ¿quizá no quiera parar? ¡Eso me lo tengo que ver!
En fin, para los que se creen que soy un dechado de perfecciones, vaya hoy este pequeño "resumen" de lo que puede ser una tarde cualquiera en la vida de Mari Carmen.
¡ATENCIÓN, EL DEMONIO NOS CONOCE MEJOR QUE NOSOTROS MISMOS NOS CONOCEMOS! ¿lA SOLUCIÓN PARA SALIR AIRADOS? oRACIÓN, AYUNO Y LIMOSNA.
¡ÁNIMO, ESTAMOS AL COMIENZO DE LA CUARESMA!

miércoles, 16 de marzo de 2011

los "pequeños descuidos"

He sabido, de buena fuente, que un chico, menor de edad, de los que hay pocos en estos tiempos, de esos que no se juntan con muchachos de su edad si no les merecen confianza, de esos que están bastante atentos a las necesidades de su familia, a los que siempre acuden los demás esperando encontrar consejo o ayuda, que una tarde salió (con esos amigos de su total confianza)a jugar al fútbol.
Y, cuando sus padres estaban tan tranquilos, lo ven aparecer demasiado pronto en casa, con un abatimiento muy extraño.
Va al padre y le dice que habían saltado la verja de un colegio vecino (al que algunos habían estudiado desde pequeños) con el único deseo de jugar tranquilamente al fútbol en el recinto.
Y la cosa no quedaba ahí, por eso su aflicción. Cuando es raro que por esa zona pase la policía, ya que no es nada conflictiva, mientras disfrutaban del deporte "rey", aparecieron unos policías que les mandaron salir inmediatamente, les dieron un buen rapapolvo y les pidieron los datos.
La madre lo había vivdo un poco diferente al padre. ¿Cómo lo había vivido él?, sin comentarios. Para ella, el primer pensamiento había sido que si Dios había permitido ese "pequeño descuido", ese actuar sin pensarlo dos veces, no podía salir nada malo. Ya que como Él es Su Padre, si hubiera visto que se lo tenía que impedir de algún modo, lo habría hecho.
La libertad es un bien precioso que nos ha regalado, y que debemos saber utilizar rectamente.
La respuesta de la madre fue, en ese primer momento sencilla. Había sido un acto libre, por lo que tendría que asumirlo y aprender de él muchas cosas.
Pero las madres, cuando piensan tranquilamente en las cosas de los hijos, pueden llegar a conclusiones estupendas. Y la primera, es hablarles de parte de Dios. Y sobre todo a un hijo que jamás ha metido la pata y es el primer "golpe" en el que se ve involucrado.
Más o menos, ésto es lo que le dijo.
Que Dios no le había querido evitar la caída y la responsabilidad de aceptar el error, porque, en definitiva, podía aprender mucho de ella.
Que Dios no había dejado de quererle, ya que es el que mejor lo conoce, porque es Su Padre.
Que las consecuencias las tendría que asumir él, aunque sus padres estarían detrás. que eso es lo que creían que quiere Dios de ellos.
Que Dios quería ayudarle para que, cuando se sintiese mejor que los demás, pudiese llevar a la memoria aquel hecho y reconociera que sólo Dios es perfecto.
Que precisamente le había sucedido en el comienzo de la Cuaresma; seguramente Dios lo había permitido en ese justo momento para animarle a encomendarse al Espíritu Santo, que le suplicara Su ayuda, Su consejo, Su fuerza, ..., ante las siguientes tentaciones del demonio, que estaba empeñado en alejarlo del camino de la espera de Jesucristo, muerto y resucitado por él.
Que Dios no quería que se dejara vencer por el abatimiento, que eso venía del demonio, sino que deseaba que se levantara de nuevo, quizá que acudiera al sacramento de la Penitencia, con el que Dios le ayudaría a seguir caminando con esperanza.
Y, por último, apareció la dulzura de una madre, el abrazo tierno y lleno de amor, unos besos dados y otros recibidos de parte de su hijo.
La madre me dijo que estaba muy agradecida a Dios, porque cuando ella no sabía que decir, era Él quien ponía las palabras adecuadas en su boca.

sábado, 12 de marzo de 2011

Miércoles de Ceniza

Otro año más, otro Miércoles de Ceniza más. El tiempo pasa volando y parece que fue ayer cuando empezábamos la Cuaresma. Pero estamos en nuevo año, en una nueva Cuaresma. Doy gracias a Dios porque, por el momento, cuando llega este tiempo tan importante, que es la Cuaresma, me da nueva ilusión por vivirla intensamente. Recibí la Ceniza, fue "el disparo" de partida, y cada día me veo urgida a vivir atenta, a velar; porque el demonio no quiere que pueda preparame para vivir la fiesta de las fiestas, la Pascua.
Dios tiene un mimo esquisito conmigo. Y lo digo porque al regalarme el ser maestra de Religión, darme trabajo con bastante continuidad, me da la oportunidad de hablarles a los niños de todo lo que podemos vivir, mientras esperamos que llegue la Semana Santa, y con ella el encuentro de un Jesús que se deja maltratar, hasta la muerte de Cruz; pero también, y lo que da sentido a la vida de las personas que estamos conociéndole poco a poco, al Jesús resucitado, al que nos da la oportunidad de vivir la vida con sentido, la vida breve de ahora, que pasa como un soplo, y de poder experimentar, ya aquí, la vida verdadera, la del Cielo.
Es un regalo tener delante esas caritas de ojos muy abiertos, que escuchan de una manera nueva el sentido del relato de la Creación, de eso de "polvo eres y en polvo te convertirás".
No quiero ocultar que siempre están los "espabilados", los que te miran con el "colmillo retorcido", aprendido en sus propias casas, y que les da risa todo, todo lo tienen que cuestionar, y no pueden dejar de hacer su comentario particular.
Pero, como yo pienso, ¡todo venía en el pack! Y, por encima de todo, los alumnos son prestados, no porque sea la sustituta de la maestra de Religión, sino porque son hijos de Dios que hoy pasan por mi vida y mañana desaparecerán de ella. Y lo que no les de de parte de Dios, ese será verdaderamente mi problema; no que hoy no escuchen (o así lo quieran hacer ver), no que se rían y se burlen de las "tonterías" que les diga, intentando hacerles comprensible la seriedad de la vida con Cristo, no. Sino que de lo que Dios me tomará cuentas será, a mi modo de ver, de las cosas que, por desidia, por cansancio, por egoismo, ..., no les comunique de Su parte.
Gran responsabilidad la de los padres cristianos, también la de los maestros cristianos, especialmente los de Religión. Educar en la Verdad es un reto, es muy duro, porque el enemigo, el que no quiere dejarme, el demonio, no hace más que ponerme impedimentos.
Por eso, en este tiempo tan especial, en el que la Iglesia me invita a vivir "alerta", me siento bien en mi trabajo, en mi obligación, ya que con las armas que, como buena Madre, me da, me anima a luchar, a pesar de mi total impedimento a la gracia de Dios, sé que la Fuerza del Espíritu Santo me acompaña y me "lanza" a una lucha sib cuartel, de la que saldré vencedora por la sangre de Cristo.
¡Que así sea!

sábado, 19 de febrero de 2011

Los que se van "2"

Por error le di al botón equivocado, y no no pude acabar la entrada anterior. Así que, ¡voy a ello!
Me había quedado reconociendo que yo no soy mejor que la suegra de mi hermana; así que mis pensamientos marcharon por otros derroteros.
Pensé que quizá aquella mujer había tenido una difícil infancia. La guerra, la postguerra, las dificultades para sacar adelante cuatro hijos, ..., tantas cosas que le habían podido marcar para siempre, que así, ¿quién podría culparla de sus actos? ¡Sólo Dios, que sabe la Verdad!. Y pienso, que Él no la ha culpado nunca, porque es una hija querida Suya, y sólo ha sabido escusarla constantemente.
Por otra parte, Él, en Su infinita bondad, creo que la ha hecho pequeñita, para que la puerta estrecha del Cielo pueda dejarla entrar sin problemas.
Porque el final de sus días, sin poder dominar esfínteres, sin poder comer más que purés, sin conocer ni a su propio hijo al que adoraba (a su modo), las dificultades en la respiración, ... Tantas cosas que le han ido llevando, poco a poco, a depender totalmente de aquellos a los que hizo daño; y creo que no solo por ella misma, sino por los que sufrieron sus desdenes y otras situaciones desagradables, para que el amor que les costó darle, se transformara en servicio paciente y comprensivo ante una pobre mujer que ya no se valía sola.
Supongo que Dios nos pone a cada uno en nuestro sitio; también a mi me llegará la hora de saldar as deudas, de algún modo, que confío será el mejor que Dios piense para mi. ¡No me cabe la menor duda!

Los que se van

Ayer me dieron la noticia de que la madre de un hermano muy querido (lo llamo así porque es mucho más que amigo) había muerto. Tenía 93 años (creo recordar), y llevaba ya tiempo enferma de Alzheimer.
La conocí a la vez que conocí a su hijo y a su futura nuera. Jamás discutí con ella, y tenía relación conmigo, la normal entre los que estamos caminando juntos intentando seguir las huellas de Cristo.
Pero con quien sí tenía y ha tenido, mientras su mente ha trabajado bien, es con su nuera. Hizo lo posible para que no se celebrara la boda, pues su hijo merecía algo mucho mejor. Dios, en Su sabiduría, no encontró una mujer mejor para él.
Yo empecé a intimar con ella y siempre ha sido una de las hermanas que más me ha ayudado en mi vida. Dios se ha valido de ella muchísimas veces para decirme las cosas que necesitaba escuchar. Su apoyo ha sido siempre incondicional. Si ella me faltara, se que para mí sería una pérdida difícil de encajar.
Pues la madre de él no dudó en ningún momento en hablarme mal de ella, seguramente porque nos veía unidas. Yo siempre defendiéndola. Pero ella seguía siempre con lo mismo.
Y no se reprimía, por respeto, de decirle lo que pensaba (a su nuera), de hacerle el vacío, de juzgarla, ... La cercanía que debería haber tenido con ella, por ser la mujer de su hijo, jamás existió.
Y yo se de las tristezas, las lágrimas, el desánimo, ..., de su nuera, porque fueron, y han sido durante los años muchas, unas de las cosas de las que se desahogaba conmigo. Por supuesto, también se de los intentos, las luchas, las batallas perdidas, ..., de mi hermana querida, por poder amar a su suegra.
Y últimamente, ya hace algún tiempo, ella, su nuera, se ha desvivido de ella, haciendo cosas que son impensables, si se sabe lo que su suegra le ha hecho pasar, atendiéndola en todas sus necesidades.
Y ayer, me dijeron que se había muerto. Y dejé libre a mi mente, recordando todo el mal que había hecho a su nuera, ..., y me salió una pregunta, de la que luego me arrepentí, y le pedí perdón a Dios y a ella.
¿Una persona tan mala, dónde acabará?
Ya digo, me arrepentí enseguida, en cuanto fui capaz de mirarme a mí misma y ver que soy, ya no digo de la misma calaña, sino de una peor. Y espero en el perdón de Dios ante mis pecados, para alcanzar algún día el Cielo y estar en Su presencia siempre.

sábado, 5 de febrero de 2011

Sal, Luz y Fermento

El evangelio del domingo quinto del tiempo ordinario habla, precisamente de la Luz y de la Sal del mundo. Mientras meditaba en él, me han venido a la cabeza unas ideas, que me han ayudado mucho en mi camino de conversión. Dios, una vez y sin merecimiento propio, ha iluminado mi vida, con el fin, creo, de ayudarme a caminar hacia el Cielo.
Mis pensamientos eran los siguientes.
Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida; eso lo dijo Él, y en mi vida he experimentado muchas veces que es la verdad.
Ahora, enlazándolo con la Luz, la Sal y el Fermento, pienso que Su Luz es la que cuando más perdida camino, cuando he seguido mi voluntad y me he alejado de Dios, y se vuelve todo una impenetrable oscuridad, es ella, esa Luz, que es Él, la que ilumina mi vida y descubro dónde esta la Verdad.
Sin la Luz de Cristo, jamás conseguiría caminar en la Verdad; viviría en una mentira constante, alejándome cada vez más de Dios y destruyendo mi vida.
Para el Camino, Jesús me regala la Sal. Porque la sal representa la capacidad de sufrimeinto; la sal se ha de deshacer para que la vida esté llena de sentido. Y el camino de cada día siempre está lleno de "piedras traicioneras", golpes dolorosos, situaciones insoportables de soportar, ..., que sin tener claro que la sal es lo que me ayuda a seguir adelante, caminaría como "viva" siendo que mi vida sería el reflejo de la muerte, de los que viven sin sentido en medio de las tribulaciones de este mundo.
Y, por último, el Fermento, necesrio para que la masa aumente y pueda alimentar al caminante, lo veo en íntima relación con la Vida.
Pero no sólo creo que represente el alimento material, que sí, sino más especialmente el alimento espiritual, el Pan que es el verdadero cuerpo de Cristo, que se entregó y se entrega cada día en la Eucaristía por mi, para que alimentándome con Él mi vida no desfallezca, sino que vaya encaminada en la dirección correcta, la que me llevará a la Vida Eterna.
Bueno, ésto ha sido todo lo que he estado meditando en la Eucaristía.
Desde hace ya muchos años he tenido muy presente lo que Dijo Jesús de si mismo: Yo soy la Verdad, el Camino y la Vida, porque el Espíritu Santo me ha ido iluminando para descubrir que es cierto. Pero al relacionar estas tres palabras llenas de sentido espiritua con la Sal, la Luz y el Fermento me sentido muy bien, ya que es una ayuda recibida de Dios para que sopese todo lo que me acontezca y tome en peso mi vida.
Espero no haber dicho algún destarifo; la verdad es que soy demasiado pobre como para pensar estas cosas por mi misma. Si no vienen del Espíritu Santo, ¿de dónde vienen?

sábado, 29 de enero de 2011

Un libro, un tesoro

Me ha gustado leer desde pequeña. Como creo que ya comenté en alguna ocasión, por mis manos pasaron libros de todos los temas, incluido alguno de sexo que mis padres ocultaron a mis ojos, pero, como sabía de ellos, los busqué y los lei. ¡Me hicieron bastante daño!
Desde hace muchos años, mis gustos en lectura cambiaron radicalmente. Me limité a buscar los de espiritualidad, de santos, documentos de la iglesia, encíclicas, ...
El último que he leido, "devorado" se podría decir, ha sido uno que me regalaron unos de mis consuegros esta última Navidad. "La cabaña".
Después de haberlo acabado, me he quedado, cómo decirlo, "llena". El tema que trata no pienso revelarlo, pues os invito a que lo leais.
Por hoy, no quiero decir nada más; si he escrito en el blog ha sido para animaros a leerlo, y luego, me comentáis qué os ha parecido.
Yo de todo el libro hay una cosa que dice sobre la Iglesia, que, o no he entendido, o si lo he entendido, no estoy muy de acuerdo, pues uno de los personajes comenta que en el mundo, entre otras cosas, la Iglesia no es necesaria.
Por favor, que alguien me aclare si lo he entendido bien. Pues mi experiencia es que la Iglesia me es muy necesaria, ya que no me veo viviendo mi Fe como una "guerrillera", sino "acompañada" por hermanos que me ayudan, se dejan ayudar por mi, me escuchan, me hablan para que les escuche, ..., etc.
Bien, esperaré pacientemente a que alguien se atreva a leerlo. No creo que sea demasiado caro, pues lo hay de bolsillo.

martes, 25 de enero de 2011

Un encuentro especial

Soy una persona que medita mucho sobre las "cosas" que me pasan; desde que recuerdo, en mi ya lejana infancia, mi cabeza no ha parado de pensar las cosas que me sucedían, las palabras que escuchaba, las situaciones que no entendía, ..., el por qué de tanto y tanto que veía.
Desde que era una retaca, que ni siquiera iba al colegio, mi yaya me enseñó a rezar. Cada noche, antes de dormir, ella rezaba y me enseñaba a hacerlo. Así que, cuando se marchó, seguí con aquella costumbre, que se hizo hábito en mi.
Pensaréis que qué relación tiene una cosa con otra. ¿Qué que sea una "pensadora activa" cuya cabeza, ni siquiera dormida es capaz de dejar de tener algo en que pensar con que mi abuela me enseñara a rezar desde pequeña?
Pues que muchos de mis pensamientos tenían que ver con Dios. Y que nadie piense por ello que casi nací santa y que, con la gran experiencia de los años, lo soy. ¡Dios me libre de pensar de mí lo que no es cierto! Y los que de verdad me conocen lo saben.
Cuando mi yaya murió, me sentí como muerta yo también, como si nadie me fuera a querer de verdad. Y empecé a ser una niña "sonriente", con una gran tristeza interior. Me salvó de la desesperación el nacimiento de mi hermana, pero aún así y todo, por las noches lloraba en la soledad de mi habitación porque me sentía sola y perdida.
Creo que mi introversión fue, en gran parte causada, por la ausencia del amor de mi vida, de la persona a la que había aprendido a querer más que a nadie. Y que nadie vaya a pensar que eso fue algo que ella se había trabajado para acapararme, porque no fue así.
Esta "sensación" duró mucho, demasiado. Busque el amor en lugares, en personas, en situaciones, ..., que más que hacerme experiemntar el amor, me hundieron más en mi propia miseria.
Creí que Dios quería hablarme y explicarme el por qué de muchas cosas, pero especialmente el por qué se había llevado a mi abuela, dejándome sola. Conocí el protestantismo, y a punto estuve de bautizarme en él, en sus creencias.
Los protestantes son igual de cristianos que los católicos. De hecho, los últimos papas han intentado que todos dejemos de lado las cosas que nos separan para unirnos en lo que vivimos en común. Pero eso, es otra historia.
Pero Dios no se quería encontrar conmigo por ese camino. En la Iglesia Católica, en la que había sido bautizada, la que me había preparado para recibir el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, en la que había sido perdonada tantas veces, es donde me encontre con Él.
Por primera vez escuché: Dios te ama como eres, no hace falta que cambies para ganarte Su Amor. Te quiere a pesar de tus pecados.
Y eso me "hechizó". Esas ansias de ser amada de un modo especial que necesitaba, parecía que podía encontrarla por esa vía.
Sí, fue un encuentro especial, muy especial. Me he reconciliado con mi vida, incluso en pecados graves que me impedían dejarme amar por Dios, por encima de ellos.
¡Cuánto bien he recibido! ¡Qué poco he hecho!
Lo he pensado muchas veces. Y, definitivamente creo que he sido creada para dejarme amar por Dios, para amarle, a pesar de mis muchas limitaciones; creada para amar al resto del mundo, representado por las personas que tengo cerca y conozco, y las que se acercan alguna vez, que no volveré a ver jamás.
Como les digo a los alumnos, en la clase de Religión: Dios nos ha dado un corazón "blandito", capaz de amar, porque nos ha creado a Su imagen y semejanza. No nos ha dado uno de piedra, que ni siquiere puede querersa sí mismo, ya que la piedra es incapaz de sentimiento alguno.
En fin, doy gracias a Dios por el encuentro más especial de mi vida. Hoy es muy posible que estuviera muerta, de no haberlo tenido.

sábado, 1 de enero de 2011

! de Enero

¡Aquí está el nuevo año!. Se podría decir que acaba de abrir los ojos, después de un difícil parto. El 2010 se ha ido con mucho dolor y sufrimiento para muchas personas, que lo han perdido casi todo.
Muchos ven este recién nacido año con esperanza, depositando en él la confianza, pensando que todo será como antes de la crisis.
Este año 2011 lo tiene difícil, se espera mucho de él y todavía tiene los ojos cerrados. Creo que intuye la desesperación, la angustia, la necesidad, ..., y no quiere crecer.
Algunos están seguros que todo empezará con buen pie, pues ya acarician su décimo de lotería, el del premio, y preparan sus oídos para escuchar la voz del que les anunciará la felicidad, el bienestar, la riqueza.
Muchos, cuando te ven te dicen: ¡Felíz año! ¡Que, al menos, tengamos salud! ¡Sí, lo más importante es la salud!
Son los que se conforman con eso, porque piensan que la suerte no les llamará a la puerta, envuelta en un pedazo de papel con numeritos. ¡Al menos salud! ¡La salud es lo más importante!
¡Cuántos buenos deseos! ¡Cuántas ilusiones disfrazadas, escondiendo el verdadero deseo de felicidad!
Después de esta reflexión es inevitable pensar qué es lo que yo espero de este nuevo año. Pasan por mi mente mi matrimonio, mis hijos y nietos, la familia, los amigos del alma, lo enemigos declarados, los desconocidos a los que nunca conoceré y a los que sí conoceré, los acontecimientos buenos y malos que vendrán, las alegrías y las tristezas, la salud y la enfermedad, ...
¡Tantas cosas!
Me paro, mi mente reposa, se relaja, ...
¿Qué espero de este nuevo año que empieza a desperezarse, que intenta abrir sus ojos recién nacidos, que intuye las angustias, los sufrimientos, las necesidades, ...?
.............................. ¡Sólo Dios!