sábado, 5 de febrero de 2011

Sal, Luz y Fermento

El evangelio del domingo quinto del tiempo ordinario habla, precisamente de la Luz y de la Sal del mundo. Mientras meditaba en él, me han venido a la cabeza unas ideas, que me han ayudado mucho en mi camino de conversión. Dios, una vez y sin merecimiento propio, ha iluminado mi vida, con el fin, creo, de ayudarme a caminar hacia el Cielo.
Mis pensamientos eran los siguientes.
Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida; eso lo dijo Él, y en mi vida he experimentado muchas veces que es la verdad.
Ahora, enlazándolo con la Luz, la Sal y el Fermento, pienso que Su Luz es la que cuando más perdida camino, cuando he seguido mi voluntad y me he alejado de Dios, y se vuelve todo una impenetrable oscuridad, es ella, esa Luz, que es Él, la que ilumina mi vida y descubro dónde esta la Verdad.
Sin la Luz de Cristo, jamás conseguiría caminar en la Verdad; viviría en una mentira constante, alejándome cada vez más de Dios y destruyendo mi vida.
Para el Camino, Jesús me regala la Sal. Porque la sal representa la capacidad de sufrimeinto; la sal se ha de deshacer para que la vida esté llena de sentido. Y el camino de cada día siempre está lleno de "piedras traicioneras", golpes dolorosos, situaciones insoportables de soportar, ..., que sin tener claro que la sal es lo que me ayuda a seguir adelante, caminaría como "viva" siendo que mi vida sería el reflejo de la muerte, de los que viven sin sentido en medio de las tribulaciones de este mundo.
Y, por último, el Fermento, necesrio para que la masa aumente y pueda alimentar al caminante, lo veo en íntima relación con la Vida.
Pero no sólo creo que represente el alimento material, que sí, sino más especialmente el alimento espiritual, el Pan que es el verdadero cuerpo de Cristo, que se entregó y se entrega cada día en la Eucaristía por mi, para que alimentándome con Él mi vida no desfallezca, sino que vaya encaminada en la dirección correcta, la que me llevará a la Vida Eterna.
Bueno, ésto ha sido todo lo que he estado meditando en la Eucaristía.
Desde hace ya muchos años he tenido muy presente lo que Dijo Jesús de si mismo: Yo soy la Verdad, el Camino y la Vida, porque el Espíritu Santo me ha ido iluminando para descubrir que es cierto. Pero al relacionar estas tres palabras llenas de sentido espiritua con la Sal, la Luz y el Fermento me sentido muy bien, ya que es una ayuda recibida de Dios para que sopese todo lo que me acontezca y tome en peso mi vida.
Espero no haber dicho algún destarifo; la verdad es que soy demasiado pobre como para pensar estas cosas por mi misma. Si no vienen del Espíritu Santo, ¿de dónde vienen?

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