sábado, 26 de marzo de 2011

¡Adiós, hermana!

Tenemos una hermana de la comunidad que, desde que la conozco, ha estado enferma. Nuestros hijos siempre se han sentido impresionados, porque en las celebraciones se pasaba el rato, por lo general, tosiendo. Pero no una tos cualquiera, era una tos en la que a veces se enganchaba, con lo que se pasaba un tiempo (que a todos nos parecía interminable) sin respirar. No era una tos seca, sino todo lo contrario, pero en ese sentido, prefiero omitir, por el bien del que me lea, cómo era.
Han sido varias veces, a lo largo del tiempo, en que su enfermedad se ha agudizado, con lo que la hemos tenido muy malita. Pero ella, independientemente de su caracter, de su forma de ser, de sus "manías" (como todos tenemos), ..., siempre ha estado fiada en el Señor, del que sabía estaba recibiendo días de vida que, por su estado, eran un gran regalo.
Nunca se me había ocurrido que llegaría a encontrarse gravísima, a no ser que fuera por su larga enfermedad. Y un domingo, ya digo, sin esperarlo nadie, recibimos el aviso que está en la UCI, con una meningitis muy agresiva.
No sé si alguno de vosotros puede llegar a entender nuestra sorpresa, si bien muy desagradable, también sorprendente por el modo en el que parecía acercarse a la muerte.
Los que sabéis de qué va, os digo que la Comunión de los Santos funcionó sin pérdida alguna. Las oraciones, los consuelos a su hijo y su nuera. Todos creíamos que era el momento en que nos dejaba, pero, como se dice algunas veces, cuando alguien se recupera sin esperarlo, "rebiscoló" (que no sé si es con "v" o con "b")
La mejora fue en aumento, hasta el punto que la sacaron a la habitación.
Pero, otra vez, sin que nadie lo esperaba, surge una complicación, por la que se le revienta una variz que tiene en el esófago, y vuelve a la UCI, gravísima. Las espectativas eran malas otra vez. Y, los médicos decidieron sacarla en cuanto fuera posible de la UCI, porque ya no había posibilidad de recuperación.
Pero, hay que ver, cuando Dios no lo ve todavía, no nos llama a Su presencia. Pocos días después, volvió a "reviscolar". Parecía que de nuevo la esperanza salía a flote.
Y ayer, que había hablado con su nuera, que me dijo ya que les habían dicho que le faltaba poco tiempo para morir, me despedí de ella, porque tennía catquqesis de Confirmación. Me dijo mi marido que a penas habían pasado quince minutos, volvió a llamar la nuera diciendo que ya había muerto.
Yo, que me tengo por una persona bastante "meditadora", empecé a pensar lo efímero de nuestra vida. Que cuando nacemos sólo hay una cosa segura, porla que todos pasaremos, más tarde o más temprano: la muerte.
Y en cuanto a mi estado de ánimo, al modo en que lo tomé, la verdad es que me llené de gran tristeza. Hoy iba a ir a visitarla, pero Dios la llamó el mismo día de su santo, la Encarnación. Sí, Encarna siguió a Jesucristo durante su vida y, al final de ella no se había hecho remisa, acudiendo a Su llamada,ayer mismo, a media tarde.
Es imposible no dolerse con la falta de los hermanos, y considero completamente dentro del ser cristiano (o al menos intentarlo) el echar a faltar a alguien con el que estabas unido por el Espíritu Santo, que es la única unión verdadera e "irrompible"
Pero no puedo quedarme solamente en la tristeza. Mañana en su funeral, si Dios me concede poder ir a acompañarla en su último recorrido aquí en la tierra, cantaré el Credo, poniendo voz a sus labios mudos. Y seré nuevamente consciente de que el lugar en el que está es el mejor, es la verdadera vida, la Vida Eterna, estando presente ante Dios Padre todo poderoso, acompañada de todos sus seres queridos y con los ángeles que adoran eternamente a nuestro Dios. Y habré cantado también en la misa de funeral que, como a ella, "llévame al Cielo, oh Señor", porque ese es el mejor anhelo de un corazón pecador, que confía en la misericordia de Dios.
Sí, Encarna descansa en Paz.
¡Espérame, hermana, hasta que pueda ir a tu lado! Amén

martes, 22 de marzo de 2011

¡No es justo!

Esa es una frase que, si no la digo muchas veces, casi seguro que la estoy pensando. Y digo ésto, porque me acabo de sentar en la cama, para tener las piernas extendidas (por eso de las varices), después que uno de mis hijos me ha dicho: "Mamá, llevamos tú y yo cuatro horas en la cocina". Él estudiando y yo, ...
Sí, cuatro horas; largas, duras, muy cansadas, haciendo fartons, un bizcocho de chocolate, la comida de mañana y la cena de hoy. Quizá alguno pensará que para qué tanta cosa. Hombre, lo de comida y cena se puede comprender, más, si se tiene en cuenta que trabajo y estoy fuera de casa desde que me marcho, a las ocho menos cuarto, y regreso de cinco a cinco y media, los días normales. ¿Cuándo si no es por las tardes puedo cocinar?
A no ser que haga horas nocturnas extraordinarias para llegar a todo, pero, ....
Pues sí, muchas veces lo puedo llevar bien, porque perder la vida por los demás creo que es una de las cosas más hermosas que hay, y que además es un "consejo" evángelico muy conveniente para todos.
Pero, hay veces que, el demonio está por ahí, rondándome, como quien no quiere la cosa, atento al menor descuido. Y llega mi marido, cansado, muy cansado. Y se queja, y hace mala cara, como si acabara de dejar a la puerta de la casa el mundo entero, que llevaba sobre sus hombros. Y, el pobre, necesita "cariñitos", y, ..., ¿a mi qué me costaría dárselos?
¡Pues resulta que me cuesta! Y, el por qué. Pues porque me parece ( o así me lo hace ver el demonio, ese desgraciado de M...) que yo ya no tengo derecho a comunicar mi cansancio, que le quitaría importancia a él (a mi marido, digo) y entonces, ¡ahí está!
"Seguro que yo estoy mucho más cansada que él; si contáramos las cosas que ha hecho cada uno, ..., ¡seguro que me llevaba el premio al "gran cansancio"!; pero, cómo se puede comparar su cansancio y el mío: él llega y, sencillamente descansa; yo, sin embargo, llego y,...¡A la cocina!
Lo de los fartons y el bizcocho de chocolate, ¿no se podría evitar? ¡Pues me gusta que los míos tengan cosas buenas y sanas para las meriendas y los desayunos! ¿Está claro?
Y diréis: ¡Pues, no te quejes! Y tenéis mucha razón. Las veces que me sale ese puntito de "justicia equitativa", es decir, cuando pienso que él tendría que "apechugar" más con las cosas de la casa, ... ¡Ahí me voy rodando por la pendiente y, no hay manera de parar! O, ¿quizá no quiera parar? ¡Eso me lo tengo que ver!
En fin, para los que se creen que soy un dechado de perfecciones, vaya hoy este pequeño "resumen" de lo que puede ser una tarde cualquiera en la vida de Mari Carmen.
¡ATENCIÓN, EL DEMONIO NOS CONOCE MEJOR QUE NOSOTROS MISMOS NOS CONOCEMOS! ¿lA SOLUCIÓN PARA SALIR AIRADOS? oRACIÓN, AYUNO Y LIMOSNA.
¡ÁNIMO, ESTAMOS AL COMIENZO DE LA CUARESMA!

miércoles, 16 de marzo de 2011

los "pequeños descuidos"

He sabido, de buena fuente, que un chico, menor de edad, de los que hay pocos en estos tiempos, de esos que no se juntan con muchachos de su edad si no les merecen confianza, de esos que están bastante atentos a las necesidades de su familia, a los que siempre acuden los demás esperando encontrar consejo o ayuda, que una tarde salió (con esos amigos de su total confianza)a jugar al fútbol.
Y, cuando sus padres estaban tan tranquilos, lo ven aparecer demasiado pronto en casa, con un abatimiento muy extraño.
Va al padre y le dice que habían saltado la verja de un colegio vecino (al que algunos habían estudiado desde pequeños) con el único deseo de jugar tranquilamente al fútbol en el recinto.
Y la cosa no quedaba ahí, por eso su aflicción. Cuando es raro que por esa zona pase la policía, ya que no es nada conflictiva, mientras disfrutaban del deporte "rey", aparecieron unos policías que les mandaron salir inmediatamente, les dieron un buen rapapolvo y les pidieron los datos.
La madre lo había vivdo un poco diferente al padre. ¿Cómo lo había vivido él?, sin comentarios. Para ella, el primer pensamiento había sido que si Dios había permitido ese "pequeño descuido", ese actuar sin pensarlo dos veces, no podía salir nada malo. Ya que como Él es Su Padre, si hubiera visto que se lo tenía que impedir de algún modo, lo habría hecho.
La libertad es un bien precioso que nos ha regalado, y que debemos saber utilizar rectamente.
La respuesta de la madre fue, en ese primer momento sencilla. Había sido un acto libre, por lo que tendría que asumirlo y aprender de él muchas cosas.
Pero las madres, cuando piensan tranquilamente en las cosas de los hijos, pueden llegar a conclusiones estupendas. Y la primera, es hablarles de parte de Dios. Y sobre todo a un hijo que jamás ha metido la pata y es el primer "golpe" en el que se ve involucrado.
Más o menos, ésto es lo que le dijo.
Que Dios no le había querido evitar la caída y la responsabilidad de aceptar el error, porque, en definitiva, podía aprender mucho de ella.
Que Dios no había dejado de quererle, ya que es el que mejor lo conoce, porque es Su Padre.
Que las consecuencias las tendría que asumir él, aunque sus padres estarían detrás. que eso es lo que creían que quiere Dios de ellos.
Que Dios quería ayudarle para que, cuando se sintiese mejor que los demás, pudiese llevar a la memoria aquel hecho y reconociera que sólo Dios es perfecto.
Que precisamente le había sucedido en el comienzo de la Cuaresma; seguramente Dios lo había permitido en ese justo momento para animarle a encomendarse al Espíritu Santo, que le suplicara Su ayuda, Su consejo, Su fuerza, ..., ante las siguientes tentaciones del demonio, que estaba empeñado en alejarlo del camino de la espera de Jesucristo, muerto y resucitado por él.
Que Dios no quería que se dejara vencer por el abatimiento, que eso venía del demonio, sino que deseaba que se levantara de nuevo, quizá que acudiera al sacramento de la Penitencia, con el que Dios le ayudaría a seguir caminando con esperanza.
Y, por último, apareció la dulzura de una madre, el abrazo tierno y lleno de amor, unos besos dados y otros recibidos de parte de su hijo.
La madre me dijo que estaba muy agradecida a Dios, porque cuando ella no sabía que decir, era Él quien ponía las palabras adecuadas en su boca.

sábado, 12 de marzo de 2011

Miércoles de Ceniza

Otro año más, otro Miércoles de Ceniza más. El tiempo pasa volando y parece que fue ayer cuando empezábamos la Cuaresma. Pero estamos en nuevo año, en una nueva Cuaresma. Doy gracias a Dios porque, por el momento, cuando llega este tiempo tan importante, que es la Cuaresma, me da nueva ilusión por vivirla intensamente. Recibí la Ceniza, fue "el disparo" de partida, y cada día me veo urgida a vivir atenta, a velar; porque el demonio no quiere que pueda preparame para vivir la fiesta de las fiestas, la Pascua.
Dios tiene un mimo esquisito conmigo. Y lo digo porque al regalarme el ser maestra de Religión, darme trabajo con bastante continuidad, me da la oportunidad de hablarles a los niños de todo lo que podemos vivir, mientras esperamos que llegue la Semana Santa, y con ella el encuentro de un Jesús que se deja maltratar, hasta la muerte de Cruz; pero también, y lo que da sentido a la vida de las personas que estamos conociéndole poco a poco, al Jesús resucitado, al que nos da la oportunidad de vivir la vida con sentido, la vida breve de ahora, que pasa como un soplo, y de poder experimentar, ya aquí, la vida verdadera, la del Cielo.
Es un regalo tener delante esas caritas de ojos muy abiertos, que escuchan de una manera nueva el sentido del relato de la Creación, de eso de "polvo eres y en polvo te convertirás".
No quiero ocultar que siempre están los "espabilados", los que te miran con el "colmillo retorcido", aprendido en sus propias casas, y que les da risa todo, todo lo tienen que cuestionar, y no pueden dejar de hacer su comentario particular.
Pero, como yo pienso, ¡todo venía en el pack! Y, por encima de todo, los alumnos son prestados, no porque sea la sustituta de la maestra de Religión, sino porque son hijos de Dios que hoy pasan por mi vida y mañana desaparecerán de ella. Y lo que no les de de parte de Dios, ese será verdaderamente mi problema; no que hoy no escuchen (o así lo quieran hacer ver), no que se rían y se burlen de las "tonterías" que les diga, intentando hacerles comprensible la seriedad de la vida con Cristo, no. Sino que de lo que Dios me tomará cuentas será, a mi modo de ver, de las cosas que, por desidia, por cansancio, por egoismo, ..., no les comunique de Su parte.
Gran responsabilidad la de los padres cristianos, también la de los maestros cristianos, especialmente los de Religión. Educar en la Verdad es un reto, es muy duro, porque el enemigo, el que no quiere dejarme, el demonio, no hace más que ponerme impedimentos.
Por eso, en este tiempo tan especial, en el que la Iglesia me invita a vivir "alerta", me siento bien en mi trabajo, en mi obligación, ya que con las armas que, como buena Madre, me da, me anima a luchar, a pesar de mi total impedimento a la gracia de Dios, sé que la Fuerza del Espíritu Santo me acompaña y me "lanza" a una lucha sib cuartel, de la que saldré vencedora por la sangre de Cristo.
¡Que así sea!

sábado, 19 de febrero de 2011

Los que se van "2"

Por error le di al botón equivocado, y no no pude acabar la entrada anterior. Así que, ¡voy a ello!
Me había quedado reconociendo que yo no soy mejor que la suegra de mi hermana; así que mis pensamientos marcharon por otros derroteros.
Pensé que quizá aquella mujer había tenido una difícil infancia. La guerra, la postguerra, las dificultades para sacar adelante cuatro hijos, ..., tantas cosas que le habían podido marcar para siempre, que así, ¿quién podría culparla de sus actos? ¡Sólo Dios, que sabe la Verdad!. Y pienso, que Él no la ha culpado nunca, porque es una hija querida Suya, y sólo ha sabido escusarla constantemente.
Por otra parte, Él, en Su infinita bondad, creo que la ha hecho pequeñita, para que la puerta estrecha del Cielo pueda dejarla entrar sin problemas.
Porque el final de sus días, sin poder dominar esfínteres, sin poder comer más que purés, sin conocer ni a su propio hijo al que adoraba (a su modo), las dificultades en la respiración, ... Tantas cosas que le han ido llevando, poco a poco, a depender totalmente de aquellos a los que hizo daño; y creo que no solo por ella misma, sino por los que sufrieron sus desdenes y otras situaciones desagradables, para que el amor que les costó darle, se transformara en servicio paciente y comprensivo ante una pobre mujer que ya no se valía sola.
Supongo que Dios nos pone a cada uno en nuestro sitio; también a mi me llegará la hora de saldar as deudas, de algún modo, que confío será el mejor que Dios piense para mi. ¡No me cabe la menor duda!

Los que se van

Ayer me dieron la noticia de que la madre de un hermano muy querido (lo llamo así porque es mucho más que amigo) había muerto. Tenía 93 años (creo recordar), y llevaba ya tiempo enferma de Alzheimer.
La conocí a la vez que conocí a su hijo y a su futura nuera. Jamás discutí con ella, y tenía relación conmigo, la normal entre los que estamos caminando juntos intentando seguir las huellas de Cristo.
Pero con quien sí tenía y ha tenido, mientras su mente ha trabajado bien, es con su nuera. Hizo lo posible para que no se celebrara la boda, pues su hijo merecía algo mucho mejor. Dios, en Su sabiduría, no encontró una mujer mejor para él.
Yo empecé a intimar con ella y siempre ha sido una de las hermanas que más me ha ayudado en mi vida. Dios se ha valido de ella muchísimas veces para decirme las cosas que necesitaba escuchar. Su apoyo ha sido siempre incondicional. Si ella me faltara, se que para mí sería una pérdida difícil de encajar.
Pues la madre de él no dudó en ningún momento en hablarme mal de ella, seguramente porque nos veía unidas. Yo siempre defendiéndola. Pero ella seguía siempre con lo mismo.
Y no se reprimía, por respeto, de decirle lo que pensaba (a su nuera), de hacerle el vacío, de juzgarla, ... La cercanía que debería haber tenido con ella, por ser la mujer de su hijo, jamás existió.
Y yo se de las tristezas, las lágrimas, el desánimo, ..., de su nuera, porque fueron, y han sido durante los años muchas, unas de las cosas de las que se desahogaba conmigo. Por supuesto, también se de los intentos, las luchas, las batallas perdidas, ..., de mi hermana querida, por poder amar a su suegra.
Y últimamente, ya hace algún tiempo, ella, su nuera, se ha desvivido de ella, haciendo cosas que son impensables, si se sabe lo que su suegra le ha hecho pasar, atendiéndola en todas sus necesidades.
Y ayer, me dijeron que se había muerto. Y dejé libre a mi mente, recordando todo el mal que había hecho a su nuera, ..., y me salió una pregunta, de la que luego me arrepentí, y le pedí perdón a Dios y a ella.
¿Una persona tan mala, dónde acabará?
Ya digo, me arrepentí enseguida, en cuanto fui capaz de mirarme a mí misma y ver que soy, ya no digo de la misma calaña, sino de una peor. Y espero en el perdón de Dios ante mis pecados, para alcanzar algún día el Cielo y estar en Su presencia siempre.

sábado, 5 de febrero de 2011

Sal, Luz y Fermento

El evangelio del domingo quinto del tiempo ordinario habla, precisamente de la Luz y de la Sal del mundo. Mientras meditaba en él, me han venido a la cabeza unas ideas, que me han ayudado mucho en mi camino de conversión. Dios, una vez y sin merecimiento propio, ha iluminado mi vida, con el fin, creo, de ayudarme a caminar hacia el Cielo.
Mis pensamientos eran los siguientes.
Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida; eso lo dijo Él, y en mi vida he experimentado muchas veces que es la verdad.
Ahora, enlazándolo con la Luz, la Sal y el Fermento, pienso que Su Luz es la que cuando más perdida camino, cuando he seguido mi voluntad y me he alejado de Dios, y se vuelve todo una impenetrable oscuridad, es ella, esa Luz, que es Él, la que ilumina mi vida y descubro dónde esta la Verdad.
Sin la Luz de Cristo, jamás conseguiría caminar en la Verdad; viviría en una mentira constante, alejándome cada vez más de Dios y destruyendo mi vida.
Para el Camino, Jesús me regala la Sal. Porque la sal representa la capacidad de sufrimeinto; la sal se ha de deshacer para que la vida esté llena de sentido. Y el camino de cada día siempre está lleno de "piedras traicioneras", golpes dolorosos, situaciones insoportables de soportar, ..., que sin tener claro que la sal es lo que me ayuda a seguir adelante, caminaría como "viva" siendo que mi vida sería el reflejo de la muerte, de los que viven sin sentido en medio de las tribulaciones de este mundo.
Y, por último, el Fermento, necesrio para que la masa aumente y pueda alimentar al caminante, lo veo en íntima relación con la Vida.
Pero no sólo creo que represente el alimento material, que sí, sino más especialmente el alimento espiritual, el Pan que es el verdadero cuerpo de Cristo, que se entregó y se entrega cada día en la Eucaristía por mi, para que alimentándome con Él mi vida no desfallezca, sino que vaya encaminada en la dirección correcta, la que me llevará a la Vida Eterna.
Bueno, ésto ha sido todo lo que he estado meditando en la Eucaristía.
Desde hace ya muchos años he tenido muy presente lo que Dijo Jesús de si mismo: Yo soy la Verdad, el Camino y la Vida, porque el Espíritu Santo me ha ido iluminando para descubrir que es cierto. Pero al relacionar estas tres palabras llenas de sentido espiritua con la Sal, la Luz y el Fermento me sentido muy bien, ya que es una ayuda recibida de Dios para que sopese todo lo que me acontezca y tome en peso mi vida.
Espero no haber dicho algún destarifo; la verdad es que soy demasiado pobre como para pensar estas cosas por mi misma. Si no vienen del Espíritu Santo, ¿de dónde vienen?