Otro año más, otro Miércoles de Ceniza más. El tiempo pasa volando y parece que fue ayer cuando empezábamos la Cuaresma. Pero estamos en nuevo año, en una nueva Cuaresma. Doy gracias a Dios porque, por el momento, cuando llega este tiempo tan importante, que es la Cuaresma, me da nueva ilusión por vivirla intensamente. Recibí la Ceniza, fue "el disparo" de partida, y cada día me veo urgida a vivir atenta, a velar; porque el demonio no quiere que pueda preparame para vivir la fiesta de las fiestas, la Pascua.
Dios tiene un mimo esquisito conmigo. Y lo digo porque al regalarme el ser maestra de Religión, darme trabajo con bastante continuidad, me da la oportunidad de hablarles a los niños de todo lo que podemos vivir, mientras esperamos que llegue la Semana Santa, y con ella el encuentro de un Jesús que se deja maltratar, hasta la muerte de Cruz; pero también, y lo que da sentido a la vida de las personas que estamos conociéndole poco a poco, al Jesús resucitado, al que nos da la oportunidad de vivir la vida con sentido, la vida breve de ahora, que pasa como un soplo, y de poder experimentar, ya aquí, la vida verdadera, la del Cielo.
Es un regalo tener delante esas caritas de ojos muy abiertos, que escuchan de una manera nueva el sentido del relato de la Creación, de eso de "polvo eres y en polvo te convertirás".
No quiero ocultar que siempre están los "espabilados", los que te miran con el "colmillo retorcido", aprendido en sus propias casas, y que les da risa todo, todo lo tienen que cuestionar, y no pueden dejar de hacer su comentario particular.
Pero, como yo pienso, ¡todo venía en el pack! Y, por encima de todo, los alumnos son prestados, no porque sea la sustituta de la maestra de Religión, sino porque son hijos de Dios que hoy pasan por mi vida y mañana desaparecerán de ella. Y lo que no les de de parte de Dios, ese será verdaderamente mi problema; no que hoy no escuchen (o así lo quieran hacer ver), no que se rían y se burlen de las "tonterías" que les diga, intentando hacerles comprensible la seriedad de la vida con Cristo, no. Sino que de lo que Dios me tomará cuentas será, a mi modo de ver, de las cosas que, por desidia, por cansancio, por egoismo, ..., no les comunique de Su parte.
Gran responsabilidad la de los padres cristianos, también la de los maestros cristianos, especialmente los de Religión. Educar en la Verdad es un reto, es muy duro, porque el enemigo, el que no quiere dejarme, el demonio, no hace más que ponerme impedimentos.
Por eso, en este tiempo tan especial, en el que la Iglesia me invita a vivir "alerta", me siento bien en mi trabajo, en mi obligación, ya que con las armas que, como buena Madre, me da, me anima a luchar, a pesar de mi total impedimento a la gracia de Dios, sé que la Fuerza del Espíritu Santo me acompaña y me "lanza" a una lucha sib cuartel, de la que saldré vencedora por la sangre de Cristo.
¡Que así sea!
Es un blog nuevo, por tanto viene con frescura, lleno de sinceridad, con comentarios llenos de vida, sin intención de convencer a nadie, pero sí de hacer pensar.
sábado, 12 de marzo de 2011
sábado, 19 de febrero de 2011
Los que se van "2"
Por error le di al botón equivocado, y no no pude acabar la entrada anterior. Así que, ¡voy a ello!
Me había quedado reconociendo que yo no soy mejor que la suegra de mi hermana; así que mis pensamientos marcharon por otros derroteros.
Pensé que quizá aquella mujer había tenido una difícil infancia. La guerra, la postguerra, las dificultades para sacar adelante cuatro hijos, ..., tantas cosas que le habían podido marcar para siempre, que así, ¿quién podría culparla de sus actos? ¡Sólo Dios, que sabe la Verdad!. Y pienso, que Él no la ha culpado nunca, porque es una hija querida Suya, y sólo ha sabido escusarla constantemente.
Por otra parte, Él, en Su infinita bondad, creo que la ha hecho pequeñita, para que la puerta estrecha del Cielo pueda dejarla entrar sin problemas.
Porque el final de sus días, sin poder dominar esfínteres, sin poder comer más que purés, sin conocer ni a su propio hijo al que adoraba (a su modo), las dificultades en la respiración, ... Tantas cosas que le han ido llevando, poco a poco, a depender totalmente de aquellos a los que hizo daño; y creo que no solo por ella misma, sino por los que sufrieron sus desdenes y otras situaciones desagradables, para que el amor que les costó darle, se transformara en servicio paciente y comprensivo ante una pobre mujer que ya no se valía sola.
Supongo que Dios nos pone a cada uno en nuestro sitio; también a mi me llegará la hora de saldar as deudas, de algún modo, que confío será el mejor que Dios piense para mi. ¡No me cabe la menor duda!
Me había quedado reconociendo que yo no soy mejor que la suegra de mi hermana; así que mis pensamientos marcharon por otros derroteros.
Pensé que quizá aquella mujer había tenido una difícil infancia. La guerra, la postguerra, las dificultades para sacar adelante cuatro hijos, ..., tantas cosas que le habían podido marcar para siempre, que así, ¿quién podría culparla de sus actos? ¡Sólo Dios, que sabe la Verdad!. Y pienso, que Él no la ha culpado nunca, porque es una hija querida Suya, y sólo ha sabido escusarla constantemente.
Por otra parte, Él, en Su infinita bondad, creo que la ha hecho pequeñita, para que la puerta estrecha del Cielo pueda dejarla entrar sin problemas.
Porque el final de sus días, sin poder dominar esfínteres, sin poder comer más que purés, sin conocer ni a su propio hijo al que adoraba (a su modo), las dificultades en la respiración, ... Tantas cosas que le han ido llevando, poco a poco, a depender totalmente de aquellos a los que hizo daño; y creo que no solo por ella misma, sino por los que sufrieron sus desdenes y otras situaciones desagradables, para que el amor que les costó darle, se transformara en servicio paciente y comprensivo ante una pobre mujer que ya no se valía sola.
Supongo que Dios nos pone a cada uno en nuestro sitio; también a mi me llegará la hora de saldar as deudas, de algún modo, que confío será el mejor que Dios piense para mi. ¡No me cabe la menor duda!
Los que se van
Ayer me dieron la noticia de que la madre de un hermano muy querido (lo llamo así porque es mucho más que amigo) había muerto. Tenía 93 años (creo recordar), y llevaba ya tiempo enferma de Alzheimer.
La conocí a la vez que conocí a su hijo y a su futura nuera. Jamás discutí con ella, y tenía relación conmigo, la normal entre los que estamos caminando juntos intentando seguir las huellas de Cristo.
Pero con quien sí tenía y ha tenido, mientras su mente ha trabajado bien, es con su nuera. Hizo lo posible para que no se celebrara la boda, pues su hijo merecía algo mucho mejor. Dios, en Su sabiduría, no encontró una mujer mejor para él.
Yo empecé a intimar con ella y siempre ha sido una de las hermanas que más me ha ayudado en mi vida. Dios se ha valido de ella muchísimas veces para decirme las cosas que necesitaba escuchar. Su apoyo ha sido siempre incondicional. Si ella me faltara, se que para mí sería una pérdida difícil de encajar.
Pues la madre de él no dudó en ningún momento en hablarme mal de ella, seguramente porque nos veía unidas. Yo siempre defendiéndola. Pero ella seguía siempre con lo mismo.
Y no se reprimía, por respeto, de decirle lo que pensaba (a su nuera), de hacerle el vacío, de juzgarla, ... La cercanía que debería haber tenido con ella, por ser la mujer de su hijo, jamás existió.
Y yo se de las tristezas, las lágrimas, el desánimo, ..., de su nuera, porque fueron, y han sido durante los años muchas, unas de las cosas de las que se desahogaba conmigo. Por supuesto, también se de los intentos, las luchas, las batallas perdidas, ..., de mi hermana querida, por poder amar a su suegra.
Y últimamente, ya hace algún tiempo, ella, su nuera, se ha desvivido de ella, haciendo cosas que son impensables, si se sabe lo que su suegra le ha hecho pasar, atendiéndola en todas sus necesidades.
Y ayer, me dijeron que se había muerto. Y dejé libre a mi mente, recordando todo el mal que había hecho a su nuera, ..., y me salió una pregunta, de la que luego me arrepentí, y le pedí perdón a Dios y a ella.
¿Una persona tan mala, dónde acabará?
Ya digo, me arrepentí enseguida, en cuanto fui capaz de mirarme a mí misma y ver que soy, ya no digo de la misma calaña, sino de una peor. Y espero en el perdón de Dios ante mis pecados, para alcanzar algún día el Cielo y estar en Su presencia siempre.
La conocí a la vez que conocí a su hijo y a su futura nuera. Jamás discutí con ella, y tenía relación conmigo, la normal entre los que estamos caminando juntos intentando seguir las huellas de Cristo.
Pero con quien sí tenía y ha tenido, mientras su mente ha trabajado bien, es con su nuera. Hizo lo posible para que no se celebrara la boda, pues su hijo merecía algo mucho mejor. Dios, en Su sabiduría, no encontró una mujer mejor para él.
Yo empecé a intimar con ella y siempre ha sido una de las hermanas que más me ha ayudado en mi vida. Dios se ha valido de ella muchísimas veces para decirme las cosas que necesitaba escuchar. Su apoyo ha sido siempre incondicional. Si ella me faltara, se que para mí sería una pérdida difícil de encajar.
Pues la madre de él no dudó en ningún momento en hablarme mal de ella, seguramente porque nos veía unidas. Yo siempre defendiéndola. Pero ella seguía siempre con lo mismo.
Y no se reprimía, por respeto, de decirle lo que pensaba (a su nuera), de hacerle el vacío, de juzgarla, ... La cercanía que debería haber tenido con ella, por ser la mujer de su hijo, jamás existió.
Y yo se de las tristezas, las lágrimas, el desánimo, ..., de su nuera, porque fueron, y han sido durante los años muchas, unas de las cosas de las que se desahogaba conmigo. Por supuesto, también se de los intentos, las luchas, las batallas perdidas, ..., de mi hermana querida, por poder amar a su suegra.
Y últimamente, ya hace algún tiempo, ella, su nuera, se ha desvivido de ella, haciendo cosas que son impensables, si se sabe lo que su suegra le ha hecho pasar, atendiéndola en todas sus necesidades.
Y ayer, me dijeron que se había muerto. Y dejé libre a mi mente, recordando todo el mal que había hecho a su nuera, ..., y me salió una pregunta, de la que luego me arrepentí, y le pedí perdón a Dios y a ella.
¿Una persona tan mala, dónde acabará?
Ya digo, me arrepentí enseguida, en cuanto fui capaz de mirarme a mí misma y ver que soy, ya no digo de la misma calaña, sino de una peor. Y espero en el perdón de Dios ante mis pecados, para alcanzar algún día el Cielo y estar en Su presencia siempre.
sábado, 5 de febrero de 2011
Sal, Luz y Fermento
El evangelio del domingo quinto del tiempo ordinario habla, precisamente de la Luz y de la Sal del mundo. Mientras meditaba en él, me han venido a la cabeza unas ideas, que me han ayudado mucho en mi camino de conversión. Dios, una vez y sin merecimiento propio, ha iluminado mi vida, con el fin, creo, de ayudarme a caminar hacia el Cielo.
Mis pensamientos eran los siguientes.
Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida; eso lo dijo Él, y en mi vida he experimentado muchas veces que es la verdad.
Ahora, enlazándolo con la Luz, la Sal y el Fermento, pienso que Su Luz es la que cuando más perdida camino, cuando he seguido mi voluntad y me he alejado de Dios, y se vuelve todo una impenetrable oscuridad, es ella, esa Luz, que es Él, la que ilumina mi vida y descubro dónde esta la Verdad.
Sin la Luz de Cristo, jamás conseguiría caminar en la Verdad; viviría en una mentira constante, alejándome cada vez más de Dios y destruyendo mi vida.
Para el Camino, Jesús me regala la Sal. Porque la sal representa la capacidad de sufrimeinto; la sal se ha de deshacer para que la vida esté llena de sentido. Y el camino de cada día siempre está lleno de "piedras traicioneras", golpes dolorosos, situaciones insoportables de soportar, ..., que sin tener claro que la sal es lo que me ayuda a seguir adelante, caminaría como "viva" siendo que mi vida sería el reflejo de la muerte, de los que viven sin sentido en medio de las tribulaciones de este mundo.
Y, por último, el Fermento, necesrio para que la masa aumente y pueda alimentar al caminante, lo veo en íntima relación con la Vida.
Pero no sólo creo que represente el alimento material, que sí, sino más especialmente el alimento espiritual, el Pan que es el verdadero cuerpo de Cristo, que se entregó y se entrega cada día en la Eucaristía por mi, para que alimentándome con Él mi vida no desfallezca, sino que vaya encaminada en la dirección correcta, la que me llevará a la Vida Eterna.
Bueno, ésto ha sido todo lo que he estado meditando en la Eucaristía.
Desde hace ya muchos años he tenido muy presente lo que Dijo Jesús de si mismo: Yo soy la Verdad, el Camino y la Vida, porque el Espíritu Santo me ha ido iluminando para descubrir que es cierto. Pero al relacionar estas tres palabras llenas de sentido espiritua con la Sal, la Luz y el Fermento me sentido muy bien, ya que es una ayuda recibida de Dios para que sopese todo lo que me acontezca y tome en peso mi vida.
Espero no haber dicho algún destarifo; la verdad es que soy demasiado pobre como para pensar estas cosas por mi misma. Si no vienen del Espíritu Santo, ¿de dónde vienen?
Mis pensamientos eran los siguientes.
Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida; eso lo dijo Él, y en mi vida he experimentado muchas veces que es la verdad.
Ahora, enlazándolo con la Luz, la Sal y el Fermento, pienso que Su Luz es la que cuando más perdida camino, cuando he seguido mi voluntad y me he alejado de Dios, y se vuelve todo una impenetrable oscuridad, es ella, esa Luz, que es Él, la que ilumina mi vida y descubro dónde esta la Verdad.
Sin la Luz de Cristo, jamás conseguiría caminar en la Verdad; viviría en una mentira constante, alejándome cada vez más de Dios y destruyendo mi vida.
Para el Camino, Jesús me regala la Sal. Porque la sal representa la capacidad de sufrimeinto; la sal se ha de deshacer para que la vida esté llena de sentido. Y el camino de cada día siempre está lleno de "piedras traicioneras", golpes dolorosos, situaciones insoportables de soportar, ..., que sin tener claro que la sal es lo que me ayuda a seguir adelante, caminaría como "viva" siendo que mi vida sería el reflejo de la muerte, de los que viven sin sentido en medio de las tribulaciones de este mundo.
Y, por último, el Fermento, necesrio para que la masa aumente y pueda alimentar al caminante, lo veo en íntima relación con la Vida.
Pero no sólo creo que represente el alimento material, que sí, sino más especialmente el alimento espiritual, el Pan que es el verdadero cuerpo de Cristo, que se entregó y se entrega cada día en la Eucaristía por mi, para que alimentándome con Él mi vida no desfallezca, sino que vaya encaminada en la dirección correcta, la que me llevará a la Vida Eterna.
Bueno, ésto ha sido todo lo que he estado meditando en la Eucaristía.
Desde hace ya muchos años he tenido muy presente lo que Dijo Jesús de si mismo: Yo soy la Verdad, el Camino y la Vida, porque el Espíritu Santo me ha ido iluminando para descubrir que es cierto. Pero al relacionar estas tres palabras llenas de sentido espiritua con la Sal, la Luz y el Fermento me sentido muy bien, ya que es una ayuda recibida de Dios para que sopese todo lo que me acontezca y tome en peso mi vida.
Espero no haber dicho algún destarifo; la verdad es que soy demasiado pobre como para pensar estas cosas por mi misma. Si no vienen del Espíritu Santo, ¿de dónde vienen?
sábado, 29 de enero de 2011
Un libro, un tesoro
Me ha gustado leer desde pequeña. Como creo que ya comenté en alguna ocasión, por mis manos pasaron libros de todos los temas, incluido alguno de sexo que mis padres ocultaron a mis ojos, pero, como sabía de ellos, los busqué y los lei. ¡Me hicieron bastante daño!
Desde hace muchos años, mis gustos en lectura cambiaron radicalmente. Me limité a buscar los de espiritualidad, de santos, documentos de la iglesia, encíclicas, ...
El último que he leido, "devorado" se podría decir, ha sido uno que me regalaron unos de mis consuegros esta última Navidad. "La cabaña".
Después de haberlo acabado, me he quedado, cómo decirlo, "llena". El tema que trata no pienso revelarlo, pues os invito a que lo leais.
Por hoy, no quiero decir nada más; si he escrito en el blog ha sido para animaros a leerlo, y luego, me comentáis qué os ha parecido.
Yo de todo el libro hay una cosa que dice sobre la Iglesia, que, o no he entendido, o si lo he entendido, no estoy muy de acuerdo, pues uno de los personajes comenta que en el mundo, entre otras cosas, la Iglesia no es necesaria.
Por favor, que alguien me aclare si lo he entendido bien. Pues mi experiencia es que la Iglesia me es muy necesaria, ya que no me veo viviendo mi Fe como una "guerrillera", sino "acompañada" por hermanos que me ayudan, se dejan ayudar por mi, me escuchan, me hablan para que les escuche, ..., etc.
Bien, esperaré pacientemente a que alguien se atreva a leerlo. No creo que sea demasiado caro, pues lo hay de bolsillo.
Desde hace muchos años, mis gustos en lectura cambiaron radicalmente. Me limité a buscar los de espiritualidad, de santos, documentos de la iglesia, encíclicas, ...
El último que he leido, "devorado" se podría decir, ha sido uno que me regalaron unos de mis consuegros esta última Navidad. "La cabaña".
Después de haberlo acabado, me he quedado, cómo decirlo, "llena". El tema que trata no pienso revelarlo, pues os invito a que lo leais.
Por hoy, no quiero decir nada más; si he escrito en el blog ha sido para animaros a leerlo, y luego, me comentáis qué os ha parecido.
Yo de todo el libro hay una cosa que dice sobre la Iglesia, que, o no he entendido, o si lo he entendido, no estoy muy de acuerdo, pues uno de los personajes comenta que en el mundo, entre otras cosas, la Iglesia no es necesaria.
Por favor, que alguien me aclare si lo he entendido bien. Pues mi experiencia es que la Iglesia me es muy necesaria, ya que no me veo viviendo mi Fe como una "guerrillera", sino "acompañada" por hermanos que me ayudan, se dejan ayudar por mi, me escuchan, me hablan para que les escuche, ..., etc.
Bien, esperaré pacientemente a que alguien se atreva a leerlo. No creo que sea demasiado caro, pues lo hay de bolsillo.
martes, 25 de enero de 2011
Un encuentro especial
Soy una persona que medita mucho sobre las "cosas" que me pasan; desde que recuerdo, en mi ya lejana infancia, mi cabeza no ha parado de pensar las cosas que me sucedían, las palabras que escuchaba, las situaciones que no entendía, ..., el por qué de tanto y tanto que veía.
Desde que era una retaca, que ni siquiera iba al colegio, mi yaya me enseñó a rezar. Cada noche, antes de dormir, ella rezaba y me enseñaba a hacerlo. Así que, cuando se marchó, seguí con aquella costumbre, que se hizo hábito en mi.
Pensaréis que qué relación tiene una cosa con otra. ¿Qué que sea una "pensadora activa" cuya cabeza, ni siquiera dormida es capaz de dejar de tener algo en que pensar con que mi abuela me enseñara a rezar desde pequeña?
Pues que muchos de mis pensamientos tenían que ver con Dios. Y que nadie piense por ello que casi nací santa y que, con la gran experiencia de los años, lo soy. ¡Dios me libre de pensar de mí lo que no es cierto! Y los que de verdad me conocen lo saben.
Cuando mi yaya murió, me sentí como muerta yo también, como si nadie me fuera a querer de verdad. Y empecé a ser una niña "sonriente", con una gran tristeza interior. Me salvó de la desesperación el nacimiento de mi hermana, pero aún así y todo, por las noches lloraba en la soledad de mi habitación porque me sentía sola y perdida.
Creo que mi introversión fue, en gran parte causada, por la ausencia del amor de mi vida, de la persona a la que había aprendido a querer más que a nadie. Y que nadie vaya a pensar que eso fue algo que ella se había trabajado para acapararme, porque no fue así.
Esta "sensación" duró mucho, demasiado. Busque el amor en lugares, en personas, en situaciones, ..., que más que hacerme experiemntar el amor, me hundieron más en mi propia miseria.
Creí que Dios quería hablarme y explicarme el por qué de muchas cosas, pero especialmente el por qué se había llevado a mi abuela, dejándome sola. Conocí el protestantismo, y a punto estuve de bautizarme en él, en sus creencias.
Los protestantes son igual de cristianos que los católicos. De hecho, los últimos papas han intentado que todos dejemos de lado las cosas que nos separan para unirnos en lo que vivimos en común. Pero eso, es otra historia.
Pero Dios no se quería encontrar conmigo por ese camino. En la Iglesia Católica, en la que había sido bautizada, la que me había preparado para recibir el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, en la que había sido perdonada tantas veces, es donde me encontre con Él.
Por primera vez escuché: Dios te ama como eres, no hace falta que cambies para ganarte Su Amor. Te quiere a pesar de tus pecados.
Y eso me "hechizó". Esas ansias de ser amada de un modo especial que necesitaba, parecía que podía encontrarla por esa vía.
Sí, fue un encuentro especial, muy especial. Me he reconciliado con mi vida, incluso en pecados graves que me impedían dejarme amar por Dios, por encima de ellos.
¡Cuánto bien he recibido! ¡Qué poco he hecho!
Lo he pensado muchas veces. Y, definitivamente creo que he sido creada para dejarme amar por Dios, para amarle, a pesar de mis muchas limitaciones; creada para amar al resto del mundo, representado por las personas que tengo cerca y conozco, y las que se acercan alguna vez, que no volveré a ver jamás.
Como les digo a los alumnos, en la clase de Religión: Dios nos ha dado un corazón "blandito", capaz de amar, porque nos ha creado a Su imagen y semejanza. No nos ha dado uno de piedra, que ni siquiere puede querersa sí mismo, ya que la piedra es incapaz de sentimiento alguno.
En fin, doy gracias a Dios por el encuentro más especial de mi vida. Hoy es muy posible que estuviera muerta, de no haberlo tenido.
Desde que era una retaca, que ni siquiera iba al colegio, mi yaya me enseñó a rezar. Cada noche, antes de dormir, ella rezaba y me enseñaba a hacerlo. Así que, cuando se marchó, seguí con aquella costumbre, que se hizo hábito en mi.
Pensaréis que qué relación tiene una cosa con otra. ¿Qué que sea una "pensadora activa" cuya cabeza, ni siquiera dormida es capaz de dejar de tener algo en que pensar con que mi abuela me enseñara a rezar desde pequeña?
Pues que muchos de mis pensamientos tenían que ver con Dios. Y que nadie piense por ello que casi nací santa y que, con la gran experiencia de los años, lo soy. ¡Dios me libre de pensar de mí lo que no es cierto! Y los que de verdad me conocen lo saben.
Cuando mi yaya murió, me sentí como muerta yo también, como si nadie me fuera a querer de verdad. Y empecé a ser una niña "sonriente", con una gran tristeza interior. Me salvó de la desesperación el nacimiento de mi hermana, pero aún así y todo, por las noches lloraba en la soledad de mi habitación porque me sentía sola y perdida.
Creo que mi introversión fue, en gran parte causada, por la ausencia del amor de mi vida, de la persona a la que había aprendido a querer más que a nadie. Y que nadie vaya a pensar que eso fue algo que ella se había trabajado para acapararme, porque no fue así.
Esta "sensación" duró mucho, demasiado. Busque el amor en lugares, en personas, en situaciones, ..., que más que hacerme experiemntar el amor, me hundieron más en mi propia miseria.
Creí que Dios quería hablarme y explicarme el por qué de muchas cosas, pero especialmente el por qué se había llevado a mi abuela, dejándome sola. Conocí el protestantismo, y a punto estuve de bautizarme en él, en sus creencias.
Los protestantes son igual de cristianos que los católicos. De hecho, los últimos papas han intentado que todos dejemos de lado las cosas que nos separan para unirnos en lo que vivimos en común. Pero eso, es otra historia.
Pero Dios no se quería encontrar conmigo por ese camino. En la Iglesia Católica, en la que había sido bautizada, la que me había preparado para recibir el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, en la que había sido perdonada tantas veces, es donde me encontre con Él.
Por primera vez escuché: Dios te ama como eres, no hace falta que cambies para ganarte Su Amor. Te quiere a pesar de tus pecados.
Y eso me "hechizó". Esas ansias de ser amada de un modo especial que necesitaba, parecía que podía encontrarla por esa vía.
Sí, fue un encuentro especial, muy especial. Me he reconciliado con mi vida, incluso en pecados graves que me impedían dejarme amar por Dios, por encima de ellos.
¡Cuánto bien he recibido! ¡Qué poco he hecho!
Lo he pensado muchas veces. Y, definitivamente creo que he sido creada para dejarme amar por Dios, para amarle, a pesar de mis muchas limitaciones; creada para amar al resto del mundo, representado por las personas que tengo cerca y conozco, y las que se acercan alguna vez, que no volveré a ver jamás.
Como les digo a los alumnos, en la clase de Religión: Dios nos ha dado un corazón "blandito", capaz de amar, porque nos ha creado a Su imagen y semejanza. No nos ha dado uno de piedra, que ni siquiere puede querersa sí mismo, ya que la piedra es incapaz de sentimiento alguno.
En fin, doy gracias a Dios por el encuentro más especial de mi vida. Hoy es muy posible que estuviera muerta, de no haberlo tenido.
sábado, 1 de enero de 2011
! de Enero
¡Aquí está el nuevo año!. Se podría decir que acaba de abrir los ojos, después de un difícil parto. El 2010 se ha ido con mucho dolor y sufrimiento para muchas personas, que lo han perdido casi todo.
Muchos ven este recién nacido año con esperanza, depositando en él la confianza, pensando que todo será como antes de la crisis.
Este año 2011 lo tiene difícil, se espera mucho de él y todavía tiene los ojos cerrados. Creo que intuye la desesperación, la angustia, la necesidad, ..., y no quiere crecer.
Algunos están seguros que todo empezará con buen pie, pues ya acarician su décimo de lotería, el del premio, y preparan sus oídos para escuchar la voz del que les anunciará la felicidad, el bienestar, la riqueza.
Muchos, cuando te ven te dicen: ¡Felíz año! ¡Que, al menos, tengamos salud! ¡Sí, lo más importante es la salud!
Son los que se conforman con eso, porque piensan que la suerte no les llamará a la puerta, envuelta en un pedazo de papel con numeritos. ¡Al menos salud! ¡La salud es lo más importante!
¡Cuántos buenos deseos! ¡Cuántas ilusiones disfrazadas, escondiendo el verdadero deseo de felicidad!
Después de esta reflexión es inevitable pensar qué es lo que yo espero de este nuevo año. Pasan por mi mente mi matrimonio, mis hijos y nietos, la familia, los amigos del alma, lo enemigos declarados, los desconocidos a los que nunca conoceré y a los que sí conoceré, los acontecimientos buenos y malos que vendrán, las alegrías y las tristezas, la salud y la enfermedad, ...
¡Tantas cosas!
Me paro, mi mente reposa, se relaja, ...
¿Qué espero de este nuevo año que empieza a desperezarse, que intenta abrir sus ojos recién nacidos, que intuye las angustias, los sufrimientos, las necesidades, ...?
.............................. ¡Sólo Dios!
Muchos ven este recién nacido año con esperanza, depositando en él la confianza, pensando que todo será como antes de la crisis.
Este año 2011 lo tiene difícil, se espera mucho de él y todavía tiene los ojos cerrados. Creo que intuye la desesperación, la angustia, la necesidad, ..., y no quiere crecer.
Algunos están seguros que todo empezará con buen pie, pues ya acarician su décimo de lotería, el del premio, y preparan sus oídos para escuchar la voz del que les anunciará la felicidad, el bienestar, la riqueza.
Muchos, cuando te ven te dicen: ¡Felíz año! ¡Que, al menos, tengamos salud! ¡Sí, lo más importante es la salud!
Son los que se conforman con eso, porque piensan que la suerte no les llamará a la puerta, envuelta en un pedazo de papel con numeritos. ¡Al menos salud! ¡La salud es lo más importante!
¡Cuántos buenos deseos! ¡Cuántas ilusiones disfrazadas, escondiendo el verdadero deseo de felicidad!
Después de esta reflexión es inevitable pensar qué es lo que yo espero de este nuevo año. Pasan por mi mente mi matrimonio, mis hijos y nietos, la familia, los amigos del alma, lo enemigos declarados, los desconocidos a los que nunca conoceré y a los que sí conoceré, los acontecimientos buenos y malos que vendrán, las alegrías y las tristezas, la salud y la enfermedad, ...
¡Tantas cosas!
Me paro, mi mente reposa, se relaja, ...
¿Qué espero de este nuevo año que empieza a desperezarse, que intenta abrir sus ojos recién nacidos, que intuye las angustias, los sufrimientos, las necesidades, ...?
.............................. ¡Sólo Dios!
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