Hoy es un día triste para mí. Sólo la misericordia de Dios, saber que me ama a pesar de todo, me da deseos de seguir adelante, de estar alerta la próxima vez que me encuentre con Jesucristo y lo deje, sin más.
Por otra parte, he querido escribir el hecho, que a continuación relataré, para que todos los que lean el blog, que creen que me conocen y que soy una "buena" persona, vayan olvidándose de la "cristianísima" Mari Carmen y descubren mi realidad.
La cuestión es que iba yo caminando hacia la frutería, con pensamientos "muy espirituales", y al lado de un parquecito cercano a mi casa, veo a un hombre tumbado de lado en el suelo, dormido. Muy flaco, mal vestido, más bien sucio.
¿De qué me han ayudado esas "oraciones" mías? Porque lo que ha pasado es que he vuelto la mirada hacia otra parte y he seguido caminando.
Pero, eso sí, la certeza de estar haciendo el mal, me ha ido pesando todo el tiempo; de regreso a casa, cuando pensaba rectificar y llamar a urgencias, he visto que una pareja joven estaba con dos policías y el hombre estaba sentado en un banco.
He tenido tiempo de oir a un policía que se trataba de un hombre que vive en una borrachera continua, que va por los bares ....
Aún ahora, que estoy escribiendo ésto, me pesa el no haber estado atenta y no dejar la oportunidad de ayudar a Jesús en ese pobre hombre. Pero, como he encabezado mi escrito, el bien que dejo de hacer, es irreparable.
Y hoy, precisamente, el evangelio decía, entre otras cosas preciosas, que "el que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, saca el mal"
Ya no voy a decir nada más. Sólo una cosa, y repito, nadie se lleve a engaño conmigo.
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