domingo, 5 de septiembre de 2010

Cuando las nubes no dejan ver el sol

Siempre he sido amante de la naturaleza; pero cuando más me ha gustado ha sido cuando el sol lucía en lo alto, dando a los colores la mayor intensidad.
Al contrario, cuando las nubes han cubierto por completo el cielo, los tonos grisáceos parece que me han producido cierta melancolía.
Pero, a pesar de las nubes, el sol estaba allí, en lo alto, luchando con ellas para hacer llegar los rayos atenuados de su luz.
Por otra parte, también en mi vida ha habido temporadas soleadas y otras borrascosas.
Y hasta no hace mucho, en esas temporadas borrascosas era incapaz de sobreponerme, ya que las nubes no me dejaban ver más allá de mis "desventuras".
Aunque, de un modo u otro, Dios ha ido enviándome estrellitas que me daban las fuerzas para vivir que no tenía.
San Juan de la Cruz, santa Teresita de Lisieux, san Maximiliano Kolbe, ...; pero una de las que me ha impactado, me ha "empujado" a seguir, a no rendirme, a saber con certeza que el sol siempre está, aunque no lo dejen ver las nubes, ha sido el hermano Rafael, san Rafael Arnáiz Barón, trapense en san Isidro de Dueñas.
No hace ni dos años que lo conozco, pero ha sido una estrella fulgurante, que Dios ha enviado a mi vida, para que desee su humildad, su aceptación de la voluntad de Dios, su espiritualidad sencilla y sincera, ... ¡Tantas cosas, ....!
Y, ante todo, saber que lo más importante en la vida es: ¡SOLO DIOS!
Y, cuando alguien me habla de él porque también lo conoce, el corazón salta en mi pecho de alegría, pues estoy segura que todo el bien que está haciendo en mi, también lo hará en otra persona.
Santo reciente de nuestros días, ante quien no creo que nadie se quede indiferente. Hablar con detenimiento de él en este, mi humilde blog, sería pretender saberlo todo de su vida. Y no, no sé casi nada.
Porque para conocer a un santo se precisa toda una vida, pues por mucho que se lea sobre él, siempre se encuentran detalles nuevos y "sabrosos"
Sólo una cosa más. A quien quiera leerme sólo animarle a que lo conozca. ¡Nada más! Y, ¡SOLO DIOS!

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