Esa es una frase que, si no la digo muchas veces, casi seguro que la estoy pensando. Y digo ésto, porque me acabo de sentar en la cama, para tener las piernas extendidas (por eso de las varices), después que uno de mis hijos me ha dicho: "Mamá, llevamos tú y yo cuatro horas en la cocina". Él estudiando y yo, ...
Sí, cuatro horas; largas, duras, muy cansadas, haciendo fartons, un bizcocho de chocolate, la comida de mañana y la cena de hoy. Quizá alguno pensará que para qué tanta cosa. Hombre, lo de comida y cena se puede comprender, más, si se tiene en cuenta que trabajo y estoy fuera de casa desde que me marcho, a las ocho menos cuarto, y regreso de cinco a cinco y media, los días normales. ¿Cuándo si no es por las tardes puedo cocinar?
A no ser que haga horas nocturnas extraordinarias para llegar a todo, pero, ....
Pues sí, muchas veces lo puedo llevar bien, porque perder la vida por los demás creo que es una de las cosas más hermosas que hay, y que además es un "consejo" evángelico muy conveniente para todos.
Pero, hay veces que, el demonio está por ahí, rondándome, como quien no quiere la cosa, atento al menor descuido. Y llega mi marido, cansado, muy cansado. Y se queja, y hace mala cara, como si acabara de dejar a la puerta de la casa el mundo entero, que llevaba sobre sus hombros. Y, el pobre, necesita "cariñitos", y, ..., ¿a mi qué me costaría dárselos?
¡Pues resulta que me cuesta! Y, el por qué. Pues porque me parece ( o así me lo hace ver el demonio, ese desgraciado de M...) que yo ya no tengo derecho a comunicar mi cansancio, que le quitaría importancia a él (a mi marido, digo) y entonces, ¡ahí está!
"Seguro que yo estoy mucho más cansada que él; si contáramos las cosas que ha hecho cada uno, ..., ¡seguro que me llevaba el premio al "gran cansancio"!; pero, cómo se puede comparar su cansancio y el mío: él llega y, sencillamente descansa; yo, sin embargo, llego y,...¡A la cocina!
Lo de los fartons y el bizcocho de chocolate, ¿no se podría evitar? ¡Pues me gusta que los míos tengan cosas buenas y sanas para las meriendas y los desayunos! ¿Está claro?
Y diréis: ¡Pues, no te quejes! Y tenéis mucha razón. Las veces que me sale ese puntito de "justicia equitativa", es decir, cuando pienso que él tendría que "apechugar" más con las cosas de la casa, ... ¡Ahí me voy rodando por la pendiente y, no hay manera de parar! O, ¿quizá no quiera parar? ¡Eso me lo tengo que ver!
En fin, para los que se creen que soy un dechado de perfecciones, vaya hoy este pequeño "resumen" de lo que puede ser una tarde cualquiera en la vida de Mari Carmen.
¡ATENCIÓN, EL DEMONIO NOS CONOCE MEJOR QUE NOSOTROS MISMOS NOS CONOCEMOS! ¿lA SOLUCIÓN PARA SALIR AIRADOS? oRACIÓN, AYUNO Y LIMOSNA.
¡ÁNIMO, ESTAMOS AL COMIENZO DE LA CUARESMA!
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