¡Aquí está el nuevo año!. Se podría decir que acaba de abrir los ojos, después de un difícil parto. El 2010 se ha ido con mucho dolor y sufrimiento para muchas personas, que lo han perdido casi todo.
Muchos ven este recién nacido año con esperanza, depositando en él la confianza, pensando que todo será como antes de la crisis.
Este año 2011 lo tiene difícil, se espera mucho de él y todavía tiene los ojos cerrados. Creo que intuye la desesperación, la angustia, la necesidad, ..., y no quiere crecer.
Algunos están seguros que todo empezará con buen pie, pues ya acarician su décimo de lotería, el del premio, y preparan sus oídos para escuchar la voz del que les anunciará la felicidad, el bienestar, la riqueza.
Muchos, cuando te ven te dicen: ¡Felíz año! ¡Que, al menos, tengamos salud! ¡Sí, lo más importante es la salud!
Son los que se conforman con eso, porque piensan que la suerte no les llamará a la puerta, envuelta en un pedazo de papel con numeritos. ¡Al menos salud! ¡La salud es lo más importante!
¡Cuántos buenos deseos! ¡Cuántas ilusiones disfrazadas, escondiendo el verdadero deseo de felicidad!
Después de esta reflexión es inevitable pensar qué es lo que yo espero de este nuevo año. Pasan por mi mente mi matrimonio, mis hijos y nietos, la familia, los amigos del alma, lo enemigos declarados, los desconocidos a los que nunca conoceré y a los que sí conoceré, los acontecimientos buenos y malos que vendrán, las alegrías y las tristezas, la salud y la enfermedad, ...
¡Tantas cosas!
Me paro, mi mente reposa, se relaja, ...
¿Qué espero de este nuevo año que empieza a desperezarse, que intenta abrir sus ojos recién nacidos, que intuye las angustias, los sufrimientos, las necesidades, ...?
.............................. ¡Sólo Dios!
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