sábado, 29 de enero de 2011

Un libro, un tesoro

Me ha gustado leer desde pequeña. Como creo que ya comenté en alguna ocasión, por mis manos pasaron libros de todos los temas, incluido alguno de sexo que mis padres ocultaron a mis ojos, pero, como sabía de ellos, los busqué y los lei. ¡Me hicieron bastante daño!
Desde hace muchos años, mis gustos en lectura cambiaron radicalmente. Me limité a buscar los de espiritualidad, de santos, documentos de la iglesia, encíclicas, ...
El último que he leido, "devorado" se podría decir, ha sido uno que me regalaron unos de mis consuegros esta última Navidad. "La cabaña".
Después de haberlo acabado, me he quedado, cómo decirlo, "llena". El tema que trata no pienso revelarlo, pues os invito a que lo leais.
Por hoy, no quiero decir nada más; si he escrito en el blog ha sido para animaros a leerlo, y luego, me comentáis qué os ha parecido.
Yo de todo el libro hay una cosa que dice sobre la Iglesia, que, o no he entendido, o si lo he entendido, no estoy muy de acuerdo, pues uno de los personajes comenta que en el mundo, entre otras cosas, la Iglesia no es necesaria.
Por favor, que alguien me aclare si lo he entendido bien. Pues mi experiencia es que la Iglesia me es muy necesaria, ya que no me veo viviendo mi Fe como una "guerrillera", sino "acompañada" por hermanos que me ayudan, se dejan ayudar por mi, me escuchan, me hablan para que les escuche, ..., etc.
Bien, esperaré pacientemente a que alguien se atreva a leerlo. No creo que sea demasiado caro, pues lo hay de bolsillo.

martes, 25 de enero de 2011

Un encuentro especial

Soy una persona que medita mucho sobre las "cosas" que me pasan; desde que recuerdo, en mi ya lejana infancia, mi cabeza no ha parado de pensar las cosas que me sucedían, las palabras que escuchaba, las situaciones que no entendía, ..., el por qué de tanto y tanto que veía.
Desde que era una retaca, que ni siquiera iba al colegio, mi yaya me enseñó a rezar. Cada noche, antes de dormir, ella rezaba y me enseñaba a hacerlo. Así que, cuando se marchó, seguí con aquella costumbre, que se hizo hábito en mi.
Pensaréis que qué relación tiene una cosa con otra. ¿Qué que sea una "pensadora activa" cuya cabeza, ni siquiera dormida es capaz de dejar de tener algo en que pensar con que mi abuela me enseñara a rezar desde pequeña?
Pues que muchos de mis pensamientos tenían que ver con Dios. Y que nadie piense por ello que casi nací santa y que, con la gran experiencia de los años, lo soy. ¡Dios me libre de pensar de mí lo que no es cierto! Y los que de verdad me conocen lo saben.
Cuando mi yaya murió, me sentí como muerta yo también, como si nadie me fuera a querer de verdad. Y empecé a ser una niña "sonriente", con una gran tristeza interior. Me salvó de la desesperación el nacimiento de mi hermana, pero aún así y todo, por las noches lloraba en la soledad de mi habitación porque me sentía sola y perdida.
Creo que mi introversión fue, en gran parte causada, por la ausencia del amor de mi vida, de la persona a la que había aprendido a querer más que a nadie. Y que nadie vaya a pensar que eso fue algo que ella se había trabajado para acapararme, porque no fue así.
Esta "sensación" duró mucho, demasiado. Busque el amor en lugares, en personas, en situaciones, ..., que más que hacerme experiemntar el amor, me hundieron más en mi propia miseria.
Creí que Dios quería hablarme y explicarme el por qué de muchas cosas, pero especialmente el por qué se había llevado a mi abuela, dejándome sola. Conocí el protestantismo, y a punto estuve de bautizarme en él, en sus creencias.
Los protestantes son igual de cristianos que los católicos. De hecho, los últimos papas han intentado que todos dejemos de lado las cosas que nos separan para unirnos en lo que vivimos en común. Pero eso, es otra historia.
Pero Dios no se quería encontrar conmigo por ese camino. En la Iglesia Católica, en la que había sido bautizada, la que me había preparado para recibir el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, en la que había sido perdonada tantas veces, es donde me encontre con Él.
Por primera vez escuché: Dios te ama como eres, no hace falta que cambies para ganarte Su Amor. Te quiere a pesar de tus pecados.
Y eso me "hechizó". Esas ansias de ser amada de un modo especial que necesitaba, parecía que podía encontrarla por esa vía.
Sí, fue un encuentro especial, muy especial. Me he reconciliado con mi vida, incluso en pecados graves que me impedían dejarme amar por Dios, por encima de ellos.
¡Cuánto bien he recibido! ¡Qué poco he hecho!
Lo he pensado muchas veces. Y, definitivamente creo que he sido creada para dejarme amar por Dios, para amarle, a pesar de mis muchas limitaciones; creada para amar al resto del mundo, representado por las personas que tengo cerca y conozco, y las que se acercan alguna vez, que no volveré a ver jamás.
Como les digo a los alumnos, en la clase de Religión: Dios nos ha dado un corazón "blandito", capaz de amar, porque nos ha creado a Su imagen y semejanza. No nos ha dado uno de piedra, que ni siquiere puede querersa sí mismo, ya que la piedra es incapaz de sentimiento alguno.
En fin, doy gracias a Dios por el encuentro más especial de mi vida. Hoy es muy posible que estuviera muerta, de no haberlo tenido.

sábado, 1 de enero de 2011

! de Enero

¡Aquí está el nuevo año!. Se podría decir que acaba de abrir los ojos, después de un difícil parto. El 2010 se ha ido con mucho dolor y sufrimiento para muchas personas, que lo han perdido casi todo.
Muchos ven este recién nacido año con esperanza, depositando en él la confianza, pensando que todo será como antes de la crisis.
Este año 2011 lo tiene difícil, se espera mucho de él y todavía tiene los ojos cerrados. Creo que intuye la desesperación, la angustia, la necesidad, ..., y no quiere crecer.
Algunos están seguros que todo empezará con buen pie, pues ya acarician su décimo de lotería, el del premio, y preparan sus oídos para escuchar la voz del que les anunciará la felicidad, el bienestar, la riqueza.
Muchos, cuando te ven te dicen: ¡Felíz año! ¡Que, al menos, tengamos salud! ¡Sí, lo más importante es la salud!
Son los que se conforman con eso, porque piensan que la suerte no les llamará a la puerta, envuelta en un pedazo de papel con numeritos. ¡Al menos salud! ¡La salud es lo más importante!
¡Cuántos buenos deseos! ¡Cuántas ilusiones disfrazadas, escondiendo el verdadero deseo de felicidad!
Después de esta reflexión es inevitable pensar qué es lo que yo espero de este nuevo año. Pasan por mi mente mi matrimonio, mis hijos y nietos, la familia, los amigos del alma, lo enemigos declarados, los desconocidos a los que nunca conoceré y a los que sí conoceré, los acontecimientos buenos y malos que vendrán, las alegrías y las tristezas, la salud y la enfermedad, ...
¡Tantas cosas!
Me paro, mi mente reposa, se relaja, ...
¿Qué espero de este nuevo año que empieza a desperezarse, que intenta abrir sus ojos recién nacidos, que intuye las angustias, los sufrimientos, las necesidades, ...?
.............................. ¡Sólo Dios!